El negocio educativo de Rusia, lucrar con los extranjeros
Una de las principales fuentes de ingresos se está convirtiendo el dinero que estudiantes del mundo, en busca de una educación de calidad, aportan cada año al inscribirse en las universidades en el país euroasiático; una oportunidad también para inyectar algo de ideología
Tras la invasión de Ucrania, varios países y empresas internacionales han introducido sanciones contra Rusia, convirtiendo a la nación en la más penalizada del mundo, por encima de estados como Irán, Siria y Corea del Norte, según el centro de estudios estadounidense Castellum AI. Y para hacer frente a las restricciones impuestas en contra de activos, importaciones, servicios e inversiones, el Kremlin ha introducido varias medidas para disminuir su impacto, como cobrar por sus exportaciones en rublos o limitar las salidas de capital.
Es así que a más de 100 días que comenzara el conflicto, el gobierno de Vladímir Putin ha sido capaz de controlar la inflación y estabilizar el rublo, que según Bloomberg se ha convertido en la moneda con mejor desempeño del mundo en lo que va del año. Aunque en largo plazo, los resultados no son favorables, el Banco Central de Rusia reconoce habrá un escenario negativo.
Según las últimas proyecciones de la entidad central, el PIB de Rusia caería hasta un 9.2% este año, mientras que la inflación alcanzaría un aumento del 22%, su peor desempeño desde 1999. Y es que con la reconfiguración económica actual, lo que Rusia necesita es una reestructuración completa de su economía.
De acuerdo con un informe emitido por la Escuela Superior de Economía de Rusia, una de las instituciones académicas más respetadas del país, lo que el país requiere es introducir financiamientos, subsidios y políticas preferenciales para fomentar el crecimiento de las empresas locales, grandes inversiones en investigación, desarrollo e innovación, así como la diversificación de su comercio y sus socios estratégicos.
Pero poco se ha hablado de su modelo educativo, una área que el país ha explotado desde hace años a muy bajo costo, pues en promedio desde 2005 el país destina entre el 4 y el 4.5 por ciento de su PIB a la educación.
El sistema educativo ruso
Desde los días de la Unión de Repúblicas Socialistas y Soviéticas (URSS), Moscú ha implementado programas para atraer estudiantes internacionales al país. En ese entonces, el objetivo principal era expandir el comunismo y reforzar el papel del país en el mundo bipolar. Hoy en día, la estrategia no es sólo política —en donde el Kremlin sí busca activamente expandir su ideología y reforzar su posición en el escenario internacional—, sino también una necesidad social y económica.
En la última década el número de estudiantes matriculados en universidades rusas ha disminuido. En el año académico 2010-2011, alrededor de siete millones 50 mil estudiantes ingresaron a programas de educación superior; 10 años después sólo lo hicieron 4 millones 68 mil. Esto significa que, en el transcurso de este período, la población en las universidades rusas se redujo en un 42.3%; es decir, casi a la mitad.
Paralelamente a esta tendencia, el número de universidades en el país también ha experimentado una caída significativa. En el espacio de la misma década, Rusia pasó de tener mil 115 instituciones de educación superior a 710, una caída del 36.3%, lo que refleja el menor interés registrado.
Pero mientras el número de estudiantes y universidades ha disminuido, el número de estudiantes extranjeros matriculados va en aumento.
En los últimos siete años, el número de extranjeros matriculados en instituciones rusas casi se ha duplicado. En el curso 2013-2014 se registró la llegada de 160 mil estudiantes internacionales. En 2021, esa cifra ya era de 324 mil, un crecimiento del 102.5%, de acuerdo con cifras del Ministerio de Educación Superior y Ciencia.
Proporcionalmente, el número de extranjeros inscritos frente al de rusos estudiando también ha registrado un incremento mayor. Mientras que, en 2010, solo el 2.5% de los estudiantes matriculados eran extranjeros, para 2021 esa proporción ya era del 8%, un crecimiento del 220 por ciento.
Cabe notar que la mayoría de los migrantes estudiando en Rusia provienen de naciones exsoviéticas, principalmente de países del este de Asia como Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán, aunque los estudiantes que provienen de países aliados como China o India , miembros de la alianza BRICS, también representan un amplio porcentaje.
Los lazos políticos y culturales históricos de Rusia son sin duda el factor principal para atraer a estudiantes extranjeros, pero no es el único. La calidad y el costo de la educación también juegan un papel importante.
“Vine a Rusia para estudiar artes, me gustan las artes. Y aquí, en Europa, se valoran más que en mi país”, confió a quien esto escribe una estudiante colombiana matriculada en la Universidad Estatal de Belgorod.
Pagar siete mil al mes
El Education Ranking 2022 elaborado por la organización especializada en datos demográficos, World Population Review, evidencia que el sistema educativo de Rusia es muy superior al de los países de los que proceden la mayoría de los estudiantes internacionales, excluyendo a aquellos de China. Lo que fortalece la idea que al postularse a las universidades rusas, los estudiantes internacionales esperan tener acceso a programas de enseñanza de una calidad superior a la de sus países y a un costo más accesible, en comparación con otras naciones de Europa.
El sitio oficial del gobierno para solicitantes internacionales, Russia Study, afirma que las universidades en territorio ruso son de 5 a 7 veces más baratas que las de Europa o los Estados Unidos. Es verdad. Según cálculos del gobierno, el costo de estudiar una licenciatura a tiempo completo es de entre 240 y 260 mil rublos al año, más o menos, 20 y 21,6 mil rublos al mes.
En México, la educación pública superior es de las más baratas del mundo. La UNAM apenas cobra 25 centavos al año por estudiante, si bien el costo real por estudiante se calcula en 68 mil 310 pesos, a precios de 2019, según datos de la propia institución. Visto de esta manera, la educación en Rusia resulta más asequible al costar unos 80 a 85 mil pesos por año o entre 6 y 7 mil pesos por mes.
Pero, aunque estas cifras no parezcan grandes, en realidad son altas para una economía como la rusa, que acoge con gusto estas entradas de capitales.
La economía de Rusia es la undécima más grande del mundo, si bien en comparación con la de los países del G7, es bastante pequeña, con un PIB comparable al de Texas. Y es que a pesar de lo basto de los recursos y el gran territorio bajo su control, en la última década las cuentas nacionales de Rusia han tenido resultados modestos, con un crecimiento del PIB que hasta antes de la pandemia oscilaba entre -2 y 2.7. Sin mencionar al PIB per cápita, que sitúa al país en el puesto 82 del mundo, según datos del Banco Mundial.
En el marco de este contexto y a medida que la economía se deteriora con la invasión de Ucrania, —la cual ya ha provocado una salida de capital estimada en 70 a 80 mil millones de dólares—, Rusia puede beneficiarse de los estudiantes internacionales, que pueden pagar las tasas educativas que los ciudadanos rusos no pueden.
Según el Servicio de Estadística de Rusia, un trabajador ruso promedio gana 57 mil 344 rublos por mes. Lo que significa que un trabajador debe destinar casi la mitad de su salario mensual para pagar la licenciatura de un estudiante. Dejando alrededor de 30 mil rublos para sus gastos de vida, lo que no es suficiente.
La base de datos especializada en costos de vida en todo el mundo, Numbeo, estima que los gastos mensuales promedio de una familia rusa de cuatro integrantes alcanzan unos 151 mil 926.76 rublos sin renta; mientras que los costos de vida mensuales de una sola persona se estiman en 42 mil 507 rublos sin pago de alquiler.
Esto significa que probablemente ambos padres deban trabajar para pagar la educación de un solo hijo. Por supuesto, los estudiantes pueden solicitar becas, pero no hay muchas disponibles. Para el año académico 2021-2022, el gobierno otorgó 588 mil 44 becas completas, cubriendo sólo alrededor del 25% de la población inscrita en instituciones de educación superior.
El gobierno planea ampliar el número de becas otorgadas a sus ciudadanos a 590 mil para el curso 2023-2024, un incremento de menos de dos mil becas, que en comparación con el plan de becas que el Ministerio de Educación Superior y Ciencia ha diseñado para estudiantes extranjeros resulta menor.
Dentro de la estrategia de atracción de estudiantes internacionales, el gobierno también cuenta con un programa de becas. En los últimos años se ha reformado este sistema para seguir ampliando el número de solicitantes. El último cambio, introducido en diciembre de 2020, aumentó la cuota de becas de 15 mil a 18 mil en 2021, con dos aumentos más programados para 2022 y 2023 fijados en 23 y 30 mil becas, respectivamente.
A diferencia de las becas de otros gobiernos como la DAAD de Alemania o la Chevening del Reino Unido, las becas otorgadas por el gobierno ruso sólo cubren los costos de la universidad, lo que significa que los estudiantes extranjeros deben pagar por el papeleo, los vuelos, el transporte, su vivienda y sus gastos de manutención. De ahí su importancia como fuente de ingresos y entrada de divisas internacionales.
Según cálculos del gobierno, el costo de vida de un estudiante en Rusia se estima en 20 mil rublos. No obstante, esta cifra es bastante conservadora, ya que depende de la ubicación de la Universidad y del tipo de residencia que elija el estudiante para vivir.
Ciudades como Moscú o San Petersburgo suelen ser más caras que otras como Ekaterimburgo o Novgorod. En tanto que vivir en los dormitorios universitarios cuesta de 500 a cinco mil rublos al mes, mientras que alquilar un apartamento de una habitación en las 16 ciudades más grandes del país cuesta en promedio 21 mil 900 rublos al mes, sin contar gastos de servicios, según estimaciones de la inmobiliaria Etazhi.
Ya sea de manera independiente o con beca,
el potencial y beneficios que representan los estudiantes internacionales es importante para la economía del país, razón por la cual el gobierno ha desarrollado toda una estructura legal y práctica para atraer extranjeros a instituciones superiores.
El Ministerio de Educación, por ejemplo, gestiona el portal Study in Russia con el objetivo de informar y facilitar los trámites a solicitantes extranjeros. Mientras que la Organización Internacional de Universidades Rusas opera una agencia educativa, Russian University que asesora, coordina y organiza los procedimientos de movilidad y estudio para extranjeros.
Pero no todo se trata de atraer dinero. Las universidades también sirven como un espacio importante para difundir la agenda del Kremlin.
Educación como propaganda
Antes de ingresar a la Universidad, los estudiantes que no hablan ruso o que no asistirán a un programa impartido en inglés, que es la gran mayoría, se ven obligados a aprender el idioma en las Facultades Preparatorias, donde las clases de gramática se acompañan de otras lecciones según el programa de estudios que se pretenda seguir.
Los solicitantes que desean asistir a los programas de humanidades reciben instrucción sobre historia, literatura y política rusas, centrándose en los principales héroes nacionales como el poeta Alexander Pushkin o el zar Pedro el Grande. Mientras que aquellos que quieren estudiar programas de ciencias exactas reciben un plan de estudios lleno de matemáticas, biología y química, donde los inventores y científicos rusos como el formulador de la Tabla Periódica, Dmitri Mendeleev, o el primer astronauta del mundo, Yuri Gagarin, son ampliamente elogiados.
El adoctrinamiento de los estudiantes va más allá de la celebración de días patrióticos como el Día de la Victoria. En medio del actual conflicto armado, las universidades rusas han adoptado un rol en favor del gobierno.
“Es muy importante en estos días apoyar a nuestro país, a nuestro ejército, que está defendiendo nuestra seguridad. Para apoyar a nuestro Presidente es importante no olvidar nuestro deber principal: llevar a cabo un proceso educativo continuo, inculcar el patriotismo en los jóvenes, el deseo de ayudar a la Patria”, se lee en un comunicado emitido por la Unión Rusa de Rectores Universitarios emitido el pasado 4 de marzo.
Utilizar la educación como herramienta política no es algo exclusivo de Rusia, pero ciertamente es una estrategia bastante explotada por la administración de Putin, que en estos tiempos de polarización necesita urgentemente de apoyo internacional.
La apuesta por el sistema educativo para atraer estudiantes extranjeros es resultado de la caída en la matrícula de estudiantes rusos y la necesidad de atraer capital foráneo, especialmente en una de las crisis más desafiantes para el país desde la década de los años noventa.
El Banco Central de Rusia predice que las sanciones no terminarán hasta 2024, pero mientras tanto el país puede depender de su sistema educativo.
Un plan introducido en 2017 estipula que para 2025, el número de estudiantes internacionales debería haber aumentado a 710 mil personas, logrando ingresos de 400 mil millones de rublos, casi la mitad del presupuesto asignado a la educación en 2020, lo que representaría un gran respiro económico, sobre todo si la invasión se sigue prolongando y las sanciones aumentan.
Ahora bien, si esta estrategia será suficiente para salvar la imagen del país y rescatar su economía y su sistema educativo, esa es otra cuestión, cuya respuesta, sólo podrá saberse con el tiempo.