Atrás quedaron los análisis sobre los alcances del presidente Donald Trump en Estados Unidos. Su presidencia comenzó con escándalos y distracciones, pero el efecto que han tenido algunas políticas de Trump son notables, sobre todo a nivel internacional. No hay duda de que tan sólo en algunos meses, el panorama mundial se ha transformado y los balances en ese sentido han cambiado desde que Trump asumió la presidencia. Desde la campaña presidencial, la ignorancia de Trump en cuestiones internacionales y de geopolítica era más que evidente. Pensar que podía solucionar el conflicto en Medio Oriente entre Israel y Palestina en tan solo unos días o los constantes ataques a la Alianza del Atlántico Norte (OTAN), Naciones Unidas y otros organismos internacionales, se sumaron a las confrontaciones con diferentes mandatarios, rompiendo con años de política exterior estadunidense. Trump y su equipo de campaña plantearon como política exterior la paz a través de la fuerza, la amistad a través de la intimidación y el poderío estadunidense por encima de toda política de acercamiento. Fue por ello que la propuesta de volver a armar a Estados Unidos de ojivas nucleares abrió la puerta para la misma discusión en diferentes países del mundo que ven como una amenaza la llegada de Trump y estabilidad como mandatario. La gran crítica republicana a la presidencia del demócrata Barack Obama era precisamente el estado en el que el saliente mandatario entregaba no sólo a Estados Unidos, sino al mundo.
No obstante los conflictos que pudo abrir el pasado gobierno demócrata, a pesar de que ha pasado poco tiempo de la presidencia Trump, la mayoría de ellos profundizaron y están lejos de ser resueltos, y mucho menos por Estados Unidos. Del apoyo económico y poder suave que brindan los diferentes programas alrededor del mundo al discurso aislacionista de Trump, las señales apuntan a la necesidad de un liderazgo internacional que no intervenga pero sí asista con recursos y otras herramientas para mantener esa influencia en el mundo. Pero no más. La escalada de los mismos en ese sentido forman parte de las consecuencias a corto plazo que la nueva política exterior de Trump está provocando. Como lo plantea una editorial del periódico estadunidense The Denver Post: “La política exterior de Trump ha pasado de ser confusa e ignorante a terrorífica. Los conflictos a nivel internacional se elevan a nivel sin precedentes, mientras la administración Trump sufre de claridad y de una estrategia que debería preocupar a los diplomáticos más inexpertos”. Todo comenzó cuando en una cena con el presidente de China, Xi Jinping, Trump ordenó un ataque contra Siria. El manejo irresponsable de la inteligencia estadunidense ante países que buscan mermar el liderazgo de Estados Unidos ante el mundo, no fue bien visto y las críticas contra Trump por dicha responsabilidad se convirtieron en verdaderas preocupaciones para la comunidad diplomática de aquel país. El estilo errático y confrontativo de Trump le ha provocado uno de los conflictos de mayor peligro y que ha requerido toda la atención de su equipo del Departamento de Estado liderado por Rex Tillerson. La decisión de seis países de bloquear comercialmente a Qatar por supuestamente financiar movimientos terroristas fue motivo para que Trump abriera una herida que hoy le ha costado un conflicto más. Una zona con la inestabilidad que representa medio oriente no puede ser alimentada con más fuego y leña, aunque para Trump, fue muy fácil publicar un tuit apoyando la decisión de los otros seis países encabezados por Arabia Saudita, quien también ha sido un país acusado de financiar al terrorismo. El conflicto es de tal magnitud que Tillerson decidió enfocar sus fuerzas y estrategias a evitar que el conflicto siga escalando, más allá de la política aislacionista que dirige la política exterior estadunidense. Más adentro, el conflicto en Siria no cede. Desde la línea roja que en algún momento planteó Obama en caso de que se utilizaran armas químicas para que Estados Unidos pudiera intervenir directamente en el conflicto, a los últimos encuentros aéreos entre aeronaves de combate rusas y otras de reconocimiento estadunidense, la solución parece estar más lejos que nunca.
›El interés ruso en la región han impedido una negociación entre las naciones aliadas que se encuentran de cierta forma mediando.
Es más, con todo lo malo que fue la política de Obama en Siria, por lo menos había eso, una política. En ese sentido la incógnita en la relación entre Putin y Trump ha generado un avance y oportunidad para que el gobierno ruso tome la iniciativa y junto con Bashar Al Assad decida lo que ocurre o no ese país. Al sur de Estados Unidos, la OEA explota en desacuerdo. El liderazgo que dejó vacante Obama en el continente americano es una política de estado en aquel país. La intervención de los estadunidenses bajó de tono y ha sido trasladado a México con el canciller Luis Videgaray. Mientras que Rusia y China buscan la forma de mantener influencia y liderazgo en la región, el retiro de Estados Unidos ha provocado una desestabilización que no lejos de ayudar le representa a los latinoamericanos y centroamericanos una oportunidad para buscar migrar a Estados Unidos en busca de un país estable y seguro que no encuentran en su propio país. Una razón más para migrar, como si no hubiera suficientes. Si bien Lilian Tintori fue recibida por Trump en la Oficina Oval a medicación el Marco Rubio, nada más ha ocurrido aparte de lo común: un tuit incendiario y amenazador contra el régimen de Maduro. Ahí no terminan los conflictos que a nivel internacional el presidente Trump ha escalado. Quizá el más importante y llamativo es el ir y venir con Corea del Norte y Kim Jong Un. El juego amenazante que mantienen ambos mandatarios ha provocado tensión en la península con Corea del Sur, Japón e inclusive China, que ha resultado ser uno de los aliados inesperados de Trump en esta primera etapa. La condición emocional de Trump y Kim Jong Un ha generado tensión entre ambas potencias nucleares y abre una puerta más a un gobierno que tiene mucho en sus manos pero que no le importa seguir abriendo conflictos y heridas. El poder y la protección para Trump están en casa. No hay necesidad de salir a atacar, sino de esperar a defenderse. Esa ha sido su política, y mientras, que el mundo se siga incendiando.