El mundo prehispánico no era tan jerárquico

9 de Septiembre de 2024

El mundo prehispánico no era tan jerárquico

mundo prehispánico

La forma de gobierno de monte Albán destacó por su colectividad, pero en algún momento de su historia, viraron hacia otra más fragmentada

Ha llegado la hora de deshacernos de esas ideas “eurocéntricas”, según las cuales las sociedades prehispánicas en Mesoamérica eran un conjunto de autocracias incapaces de tener formas de gobierno más colectivas. También es tiempo de dejar de pensar que las civilizaciones de la época decaían y llegaban a su fin debido tan sólo a catástrofes ambientales.

Palabras más o menos, esto es lo que considera el arqueólogo Gary Feinman, investigador del Museo Field de Historia Natural con base en diversas investigaciones, de las cuales la más reciente se publicó hace unos días en la revista Frontier in Ecology and Evolution.

El equipo encabezado por Feinman buscó si existía una relación consistente y significativa entre la sustentabilidad de 24 ciudades antiguas del este mesomericano (lo que actualmente es el centro y sureste de México), evaluada por la duración de su periodo de

apogeo, y la forma de gobierno que había en cada una de ellas.

La sociedad más sustentable de la época analizada, entre los años 1000 y 300 antes de Cristo, fue Monte Albán, en Oaxaca, cuya época de esplendor duró alrededor de 1,300 años; le siguen Cantona, con 1,050 años, y Xochitécatl (850 años), ambas ubicadas en la región de lo que actualmente son los estados de Puebla y Tlaxcala.

En entrevista con ejecentral, Feinman explica que la duración de Monte Albán como el centro predominante en el valle de Oaxaca, es “muy larga para los asentamientos humanos en cualquier lugar, y no creo que el reconocimiento de esa longevidad o persistencia de Monte Albán realmente se haya planteado antes de nuestra serie de artículos sobre este tema.

Cómo saberlo

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A falta de documentos de la época, deducir las formas de gobernanza, economía y cooperación a partir de los vestigios arqueológicos no es fácil, pero es posible. Por ejemplo, en el texto se señala que “en la Mesoamérica prehispánica, donde no había animales de carga y había un uso mínimo de metal fuera de la ornamentación, “las inversiones en infraestructura y la intensificación agraria dependían casi por completo de la cooperación y el trabajo domésticos”.

Así, las colaboraciones en los vecindarios entre los hogares fueron “fundamentales para hacer cosas o producir bienes que pudieran ayudar a sostener a la comunidad en general”. Ejemplo de ello es la construcción y mantenimiento de terrazas residenciales, cuyos costos en términos de mano de obra son altos; por lo que el equipo de investigación dio a la presencia de terrazas agrícolas u otras inversiones en infraestructura de control de agua el valor de uno, mientras que su ausencia se calificó con cero.

Con respecto a la gobernanza, Feinman explica que han estudiado el tema y publicado desde hace años. “Comienza observando la arquitectura ceremonial cívica en los diferentes sitios… ¿Hay un palacio dominante donde vivió el rey o jerarca o simplemente hay variación en el tamaño de las residencias, algunas más grandes que otras, pero no sabes cuál era la casa de las familias gobernantes?”.

También se incluye información sobre el arte y la representación de los líderes y las dinastías, además de consideraciones teóricas sobre los fundamentos económicos de las diferentes formas de liderazgo.

Con esos elementos, “a pesar de que hay una variación considerable”, Feinman y colaboradores encontraron que las mayores cooperación e inversión en infraestructura están relacionadas con la duración del apogeo de las civilizaciones prehispánicas.

Contra la catástrofe simplista y las autocracias peligrosas

Hasta ahora, la mayoría de los trabajos arqueológicos “simplemente buscan la correlación entre algún desastre ambiental y lo que le sucedió a una civilización en particular”, comenta Feinman.

“Eso está bien, aunque a menudo tienen problemas de fechas. El problema es que ese no es un marco comparativo para comprender por qué la gente sobrevivió o no frente a estos desafíos… Lo que estamos empezando a saber es que incluso cuando observamos los mismos desafíos, como un terremoto o un cambio climático, diferentes lugares pueden tener diferentes niveles de éxito en sus respuestas. Entonces no es sólo que ocurre un desastre y luego todo se desmorona. Suele ser más complicado que eso”.

El arqueólogo pone un ejemplo contemporáneo: el reciente terremoto que ocurrió en Turquía y Siria. “El número de muertos fue horrible, y podrías decir ‘oh, eso es por el terremoto’. Y, por supuesto, el terremoto es la causa principal”, pero no la única, comenta Feinman.

Además del hecho de que tomó días poder llevar ayuda, el arqueólogo comenta que “debido a la corrupción y otros factores, la edificación en esa área no era la adecuada para su nivel de amenaza de terremoto. Turquía tiene un gobierno bastante autocrático, se ha movido en esa dirección durante la última década, más o menos”.

“Ese es el tipo de relación que estamos buscando, no es solo ‘este desastre climático, este terremoto o este volcán provocó el colapso, sino que estamos viendo cómo respondieron los humanos a las diversas amenazas que probablemente enfrentaron a lo largo de los siglos”, explica.

Epílogo de decadencia

El esplendor de Monte Albán eventualmente se opacó “en algún momento de los siglos VIII o IX”, dice Feinman. “Lo interesante es que en ese momento tenemos evidencia de la erección de piedras talladas en Monte Albán que muestran lo que se ha llamado los registros de matrimonio de élite o registros genealógicos que muestran a las parejas reales y sus linajes. Y esos solo existen desde el final del período de apogeo de Monte Albán”.

Lo que parece haber sucedido “es que tuvieron una autoridad más personalizada, más fragmentada o polarizada. Tenemos este tipo de información en varios sitios, y es justo en ese momento que Monte Albán inicia su declive y pierde población. Por lo tanto, su forma colectiva de gobierno puede haberse derrumbado”.