Redacción ejecentral
Paul Manafort, exdirector de campaña del presidente Donald Trump, trabajó en secreto para un millonario ruso en defensa de los intereses del Kremlin hace una década y propuso un ambicioso plan estratégico para debilitar a la oposición antirrusa en las exrepúblicas soviéticas, reveló la agencia AP.
De acuerdo con la agencia, en un plan estratégico confidencial de 2005, durante la administración de George W. Bush en la Casa Blanca, Manafort propuso influir en política, acuerdos comerciales y cobertura mediática en Estados Unidos, Europa y las exrepúblicas soviéticas para beneficiar al gobierno de Vladimir Putin.
Este plan fue propuesto por el excolaborador de Trump al magnate ruso del aluminio, Oleg Deripaska, un aliado próximo a Putin con quien llegó a firmar un contrato anual de 10 millones de dólares a partir de 2006 a 2009, según testimonios y registros empresariales obtenidos por la AP.
“Somos de la opinión de que este modelo puede beneficiar mucho al gobierno de Putin si se emplea a los niveles correctos y con el compromiso adecuado con el éxito”, escribió Manafort en el reporte de 2005 a Deripaska. Ese esfuerzo, agregó, “ofrecerá un gran servicio que puede redireccionar, a nivel tanto interno como externo, las políticas del gobierno de Putin”.
Los planes de Manafort estaban incluidos en documentos obtenidos por la AP, entre los que había memorándums estratégicos y registros que muestran transferencias internacionales de millones de dólares. Aunque no quedó claro qué trabajo hizo exactamente.
La revelación de la agencia estadunidense muestran que la vinculación entre el exjefe de campaña y Rusia es más estrecha de lo que se creía, y contradice las afirmaciones del gobierno de Trump y del propio Manafort de que nunca trabajó para intereses rusos.
Además se da en el marco de una investigación de FBI y en el Congreso de EU, donde se analiza si el equipo del republicano y sus socios se coordinaron con Moscú para interferir en la campaña presidencial de 2016, donde Trump compitió contra Hillary Clinton.
Manafort comentó que el proceso tenía motivaciones políticas y era erróneo, además aseguró que nunca había trabajado para intereses rusos.
En un comunicado a la AP, Manafort confirmó que trabajó para Deripaska en varios países pero señaló que su labor estaba siendo mostrada injustamente como parte de una “campaña de desprestigio”.
“Trabajé con Oleg Deripaska hace casi una década representándolo en asuntos empresariales y personales en países donde tenía inversiones”, explicó Manafort. “Mi trabajo para el sr. Deripaska no implicó representar intereses políticos rusos”, añadió.
Deripaska se convirtió en uno de los hombres más ricos de Rusia durante el mandato de Putin. Sus compras en el extranjero provocaron una impresión generalizada de que estaba beneficiando a los intereses del Kremlin. Cables diplomáticos estadounidenses de 2006 describen al empresario como “uno de los 2-3 oligarcas a los que Putin recurre de forma habitual”.
El año pasado, Manafort trabajó como director de campaña de Trump entre marzo y agosto, una labor por la que no cobró. El entonces candidato republicano pidió a Manafort su renuncia después de que AP reveló que había orquestado una operación de cabildeo encubierta en Washington hasta 2014 en beneficio del partido prorruso que gobernaba Ucrania.
Los nuevos registros empresariales trazan una relación más directa entre Manafort y los intereses de Putin en la región. Según estos documentos y personas con conocimiento directo del trabajo de Manafort para Deripaska, el exasesor planeaba abrir una oficina en Moscú y al menos uno de sus trabajos en Ucrania estuvo ligado directamente con Deripaska, no con intereses políticos locales. El despacho de la capital rusa nunca llegó a materializarse.
El director del FBI, James Comey, confirmó esta semana en una comparecencia ante el Congreso la investigación federal pero declinó decir si Manafort era uno de sus objetivos. (Con información de AP). DA