Uriel Villegas Ortiz era muy estudioso, en exceso, y muy honesto. Así lo describen compañeros y miembros del Poder Judicial de la Federación. Al juez y a su esposa les dispararon el pasado miércoles dos hombres entrenados que sabían sus movimientos y los sorprendieron.
La Fiscalía General de la República abrió dos líneas de investigación: posibles motivos personales y su trabajo en Jalisco, donde fue juez por dos años, y atendió casos sensibles sobre crimen organizado. Uno de los casos más visibles fue el traslado de Rubén Oseguera, El Menchito, quien buscó a través de sus abogados permanecer en un penal de menor seguridad. Villegas Ortiz se lo negó y su sucesor les concedió el cambio.
Información recabada por ejecentral establece que el juez pidió, el 5 de febrero de 2019, el retiro de las medidas de protección. La Comisión de Seguridad del Consejo de la Judicatura recomendó, ocho días después, que las mantuviera porque persistían los riesgos. Villegas Ortiz respondió que no y menos con su cambio a Colima, un lugar más tranquilo, donde sería ostentosa una camioneta blindada y escoltas.
El 7 de marzo de 2019, el juez ratificó por escrito su petición y asumió la responsabilidad, según documentos que integró al expediente la Fiscalía.
“Si este caso no se resuelve, va a ser una derrota para el Estado mexicano”: aseveró el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea.
