El hueco en la panza que heredará AMLO

22 de Diciembre de 2024

El hueco en la panza que heredará AMLO

La subalimentación afecta a 11.3 millones de mexicanos, el cambio climático amenaza el abasto y México no ha cumplido con la Agenda 2030 de la ONU y la Cruzada Nacional contra el Hambre se consolidó como un fiasco

Algo presentía Andrés Manuel López Obrador cuando decidió crear una Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria. En las semanas posteriores al anuncio de la nueva dependencia, en agosto pasado, diversos informes han revelado que el fenómeno del hambre repuntó en el país, que se prevén problemas de abasto debido a fenómenos climáticos y que el país no va por la mejor ruta para cumplir con los Objetivos para el Desarrollo Sustentable (ODS) de la Agenda 2030.

›En el reporte El estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2018, divulgado recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se reportó que 11.3 millones de mexicanos padecen inseguridad alimentaria grave, lo que implica un aumento respecto de la cifra oficial del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que en 2017 documentó que son 9.9 millones los mexicanos que no tienen garantizado el acceso a comida adecuada y suficiente.

Identidad

La cifra de la FAO supera, además, el padrón de 7.4 millones de beneficiarios de la Cruzada Nacional contra el Hambre, la estrategia que a comienzos del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto se vendió como la oportunidad para que el hambre fuera erradicada del país.

El estudio de la FAO advierte que la cantidad de mexicanos que tienen un acceso incierto a alimentos sanos y suficientes es similar a los 11.2 millones de europeos que viven la misma situación; la diferencia es que en México los 11.3 millones de hambrientos representan 9.4% de la población y en Europa equivalen al 1.5% de los 740 millones de habitantes.

Clima y salud, riesgos inminentes

Un dato de la FAO que encendió focos rojos sobre la política alimentaria nacional, es que el número de mexicanos mayores de 18 años que son obesos pasó de 20.5 millones en 2012 a 24.3 millones en 2016; asimismo, el número de mujeres en edad fértil (15 a 49 años) afectadas por anemia subió de 4.9 millones en 2012 a 5.1 millones en 2016. Esto en consecuencia representará una demanda adicional que afectará directamente al sistema de salud.

En el documento sobre el estado de la seguridad alimentaria, México fue colocado en la lista de países con alta exposición a eventos climáticos extremos, lo que compromete la producción de alimentos.

Entre 2011 y 2016, por ejemplo, nuestro país estuvo expuesto a cuatro eventos de gran magnitud, principalmente sequías, inundaciones y ondas de calor.

Entre las mayores vulnerabilidades de México, de acuerdo con el organismo internacional, figuran la producción y rendimientos agrícolas sensibles al clima, importaciones sensibles al clima y seguridad alimentaria sensible a las sequías severas.

›Para hacer frente a dicho reto, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha instruido al próximo secretario de Agricultura, Víctor Manuel Villalobos, a llevar a cabo cuatro acciones para lograr la autosuficiencia alimentaria. La primera de ellas consiste en crear el organismo Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), a partir de la fusión de Liconsa y Diconsa.

Segalmex se encargará de fortalecer la canasta básica, al garantizar que 36 productos estén disponibles a través de las cadenas de distribución de las dependencias Liconsa y Diconsa; dichos productos se ofertarán a precios bajos y, sobre todo, atendiendo a los habitantes más pobres de comunidades remotas.

El segundo lineamiento recae en el otorgamiento de créditos a la palabra para la adquisición de ganado, para lo cual se hará acopio de un millón de becerras además de 50 mil sementales para mantener el hato, y ofertar carne y leche de alta calidad.

La tercera acción va enfocada a la producción de fertilizantes, con lo que se busca reducir la dependencia a la importación de químicos nitrogenados; con ello se fortalecerá la producción de cuatro productos básicos: maíz, frijol, trigo y arroz.

Y el cuarto punto se relaciona con el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y producción de alimentos básicos, por lo que la instrucción es restar la dependencia de la importación de dichos productos, a partir de apoyo a productores y precios de garantía.

Olvidada, la Agenda 2030

Durante el segundo debate entre los entonces candidatos a la presidencia de la República, celebrado el 20 de mayo pasado, en Tijuana, Baja California, el aspirante de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, contó la historia de un productor de amapola, en la sierra de Guerrero, que confesaba no tener miedo de ser aprehendido por vender sustancias prohibidas, pues de ser llevado a la cárcel tendría comida segura, un privilegio poco común entre los habitantes de la Montaña.

El combate al hambre siempre ha estado presente en las plataformas electorales de López Obrador. En la página 87 del Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024 de Morena, en el capítulo sobre Política Exterior, se establece que “el cumplimiento de la Agenda 2030 tanto a nivel nacional como internacional será elemento fundamental de una política exterior de Estado, puesto que ya ha sido asumido por el actual gobierno. El nuevo gobierno democrático honrará dicho compromiso y lo fortalecerá, alineando la actuación de México al logro de la Agenda 2030, que incluye, entre otros objetivos, la erradicación del hambre, la disminución de la pobreza, la disminución de la desigualdad y la elevación de la calidad de la educación”.

Sin embargo, lo que quizá no sabe el equipo del presidente electo es que el desempeño de México en la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sustentable (ODS) no ha sido el más efectivo.

El 25 de septiembre de 2015 más de 150 líderes mundiales asistieron a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible en Nueva York, con el fin de aprobar la Agenda para el Desarrollo Sostenible (Agenda 2030). El documento final, titulado Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, fue adoptado por los 193 países.

Dicho instrumento incluye los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), cuyo propósito es poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático sin que nadie quede rezagado para 2030. Las naciones firmantes se comprometieron a emprender medidas a partir del 1 de enero de 2016.

Sin embargo, una auditoría realizada a las acciones emprendidas por el gobierno mexicano arrojó que nuestro país no va por la vía correcta para erradicar el hambre en los próximos 12 años. En el estudio Fiscalizar la Agenda 2030. Elementos para una planeación de mediano plazo, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) llegó a la conclusión de que existe una “desvinculación entre los documentos de planeación y programación, así como los programas presupuestarios en materia de seguridad alimentaria, y mejora de la nutrición y promoción de la agricultura sostenible”.

También descubrió que entre 2016 y 2017 “no ha existido coordinación de las entidades responsables de operar las políticas públicas relacionadas con el ODS de erradicar el hambre, con el Consejo Nacional de la Agenda 2030 y con el Comité Técnico Especializado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

El órgano fiscalizador también detectó que hay una “falta de unidades responsables, indicadores y metas específicos para monitorear las políticas, a fin de evaluar los avances del ODS número 2”.

El error de la Cruzada

El presidente electo López Obrador siempre ha desconfiado de la Cruzada Nacional contra el Hambre, estrategia que a mediados de sexenio se desinfló, al grado de que ni el propio presidente Peña Nieto se refirió a ella desde 2016.

En el proyecto lopezobradorista 2018-2014 se establece que “la Cruzada Nacional contra el Hambre recurre a estrategias que, con el tiempo, han generado cambios en los patrones de producción y consumo en las zonas rurales más pobres del país, lo cual tendrá repercusiones negativas en el futuro:

“En el Proyecto de Nación 2018-2024 se propone la implementación de un programa alimentario, durante los seis años de gobierno, en todas las escuelas de las zonas rurales del país y de manera escalonada. Éste será un programa integral entre la Secretaría de Educación, la del Medio Ambiente, de Salud y Desarrollo Social y del Campo, promoviendo, además, la participación de padres y maestros.

“Para la creación de las parcelas escolares comunitarias y ejidales se aplicará una estrategia que contempla financiamiento, asistencia técnica y capacitación, material didáctico, insumos y herramientas”.

En su más reciente informe, la ASF llegó a la conclusión de que la Cruzada fue un fiasco. “A cinco años de la instrumentación de la Cruzada Nacional contra el Hambre, la Sedesol, en su carácter de Presidente de la Comisión Intersecretarial para la Cruzada contra el Hambre, no acreditó que dicha estrategia constituyó una solución estructural y permanente para solucionar el problema de la prevalencia de la pobreza extrema alimentaria, ya que no logró conjuntar esfuerzos de los tres órdenes de gobierno y de los sectores social, privado y académico, además de no propiciar la inclusión social para erradicar la pobreza extrema alimentaria; no sustentó que los 7.4 millones de personas que identificó a 2017 fueron pobres extremos alimentarios; no comprobó en qué medida se atendieron las carencias de cada una de las personas registradas, ni que su atención permitió que abandonaran dicha situación, ya que la atención no garantizó que trascendieran esa condición, debido a que dependían de los apoyos de éstos para mejorar su situación, por lo que no fue posible acreditar el avance de la meta establecida en el Programa Nacional México sin Hambre 2014-2018 de “Cero hambre a partir de una alimentación y nutrición adecuada de las personas en pobreza multidimensional extrema y carencia de acceso a la alimentación” para 2018.

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