En México, cientos de mujeres y niñas marcharon esta tarde en las principales calles del centro de la capital del país, desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, para pedir un alto a la violencia machista.
“Estamos de nuevo aquí, en el Zócalo, el corazón del país, para exigir justicia”. Con esta frase inició el mitin después de la marcha del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora hoy y que movilizó a millones de personas alrededor del mundo.
En la capital del país, la manifestación fue encabezada por familiares de víctimas de feminicidio, así como sobrevivientes de intentos de asesinato y abuso doméstico. La marcha avanzó entre cantos de protesta, consignas contra la violencia, cruces rosas y fotos de mujeres que han sido asesinadas en los últimos años. Entre los pañuelos y playeras moradas, destacó un colectivo cuyas integrantes iban vestidas de naranja, el color característico de este Día Internacional, además de hacer pintas y lanzar humo de este tono.
En la marcha también se registraron algunos enfrentamientos entre la policía e integrantes del denominado Bloque Negro; cuando las manifestantes destruían mobiliario urbano, eran apoyadas por el resto del contingente quienes gritaban “Fuimos todas” y “Si tocas a una, respondemos todas”.
En el Zócalo, las familias de víctimas de feminicidio y sobrevivientes de violencia machista tomaron un templete frente a Palacio Nacional para exigir justicia y mejores condiciones para las mujeres del país.
“Este Estado mexicano omiso e indolente no nos ha dado el perfecto acceso a esa verdad y justicia que todas las mamás de víctimas de feminicidio exigimos, porque es nuestro derecho”, dijo Lorena Gutiérrez, madre de Fátima Quintana, menor de 12 años, quien fue asesinada en Lerma en febrero de 2015. “Nuestras hijas, después de asesinadas, tienen derecho al acceso a la verdad y a la justicia”, agregó la mujer, quien fue la primera oradora en el mitin.
Una de las familiares de víctimas de feminicidio recordó que, a dos años del asesinato de su hermana Sarah Abigail, ha recibido más apoyo de los colectivos feministas y de los observatorios independientes que de las autoridades.
Agregó que las autoridades encargadas de la violencia de género están rebasadas, y recalcó que “el Estado y las instituciones no nos sirven a nosotras, sirven a un puñado de personas que tienen poder económico”.
Detrás de ellas, Palacio Nacional lucía resguardado por una serie de vallas metálicas que las manifestantes cubrieron de cruces rosas con los nombres de las víctimas de feminicidio, frases, dibujos y fotografías de las víctimas.
En un momento, la policía lanzó gas lacrimógeno y cohetones desde atrás de las barreras, lo que dispersó a las mujeres por algunos periodos.
La manifestación se fue dispersando sin que hubiera habido una confrontación directa con los policías que resguardaban Palacio Nacional.