En el arranque del juicio contra el exsecretario de Seguridad Genaro García Luna en Nueva York, el protagonista fue el narcotraficante mexicano Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, quien testificó en su contra.
En la primera sesión del llamado juicio del siglo, la Fiscalía de ese país explicó la razón por la cual acusa al exfuncionario mexicano de ser cómplice del Cártel de Sinaloa; fue en ese sentido que Villarreal Barragán declaró que él mismo vio “en varias ocasiones (a García Luna) para pagarle sobornos de parte del cártel de Sinaloa”.
Es decir, que trató directamente con García Luna cuando estaba en funciones y le entregó sobornos con dinero ilícito.
El Grande, el primer testigo de la Fiscalía, agregó que “con la ayuda del Gobierno (mexicano) el cártel creció en términos de territorio”. En este sentido, el narcotraficante dijo que, con esa relación, el Cártel de Sinaloa logró aumentar la importación de cocaína desde México y deshacerse de grupos rivales.
Villarreal Barragán, declarado culpable de narcotráfico en Estados Unidos y que cumple una condena rebajada, declaró que su grupo criminal promovía la corrupción de los funcionarios del Ejército y de los tres niveles de gobierno de dos formas:
Hay dos tipos de corrupción, el que se voltea para un lado y deja pasar, y otra, la de los funcionarios forman parte de las actividades de la organización”, dijo El Grande, explicando que García Luna fue de los segundos.
Es decir, la declaración del Villarreal Barragán revela que como funcionario de seguridad federal, García Luna participó de manera activa en el tráfico de drogas.
De acuerdo con los periodistas Arturo Ángel y Elias Camhaji, la Fiscalía acusó al exfuncionario ser parte de la “‘nómina” del Cártel de Sinaloa y, por otro lado, presentarse como “héroe” desde su puesto como encargado de la seguridad.
Por su parte, la defensa reviró afirmando que “no hay una foto, un video, mensaje, correo que pruebe las acusaciones”.
Sin embargo, el testigo apuntó que García Luna les daba información sobre operativos de seguridad e investigaciones en contra de miembros del grupo; acomodaba nombramiento de mandos de seguridad; despedía a los agentes que interferían en el cuerdo; y compartía información para ser usada contra los grupos enemigos.
“Era de gran ayuda porque pudimos crecer y minimizar a nuestros rivales”, dijo al ser cuestionado sobre si la información proporcionada por el funcionario fue útil.
Explicó que cuando comenzó a trabajar para el clan de los Beltrán Leyva en 2001, García Luna ya estaba en la nómina del cártel y siguió pagándole hasta la muerte de Arturo Beltrán, en 2009. DJ
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