Luego de la súbita renuncia de Alejandro Encinas a la subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, para sumarse al proyecto de Claudia Sheinbaum, mucho se especuló respecto del futuro del exfuncionario cuando trascendió que el presidente Andrés Manuel López Obrador estaba molesto con él.
Las especulaciones se atemperaron cuando la atención pública se concentró en Acapulco, pero nos dicen los muy enterados que en las altas esferas del círculo rojo sigue presente una sensación de incomodidad, particularmente de las Fuerzas Armadas, frente a don Alejandro.
Así que no debería tomarnos por sorpresa que el señor Encinas eventualmente vuelva a ser tópico relevante en la conversación pública.