Para nadie es un secreto la capacidad de comunicación y estrategia de medios que maneja Donald Trump. Recientemente, en redes sociales se publicó un esquema de comunicación con el que Donald Trump tiene comiendo de su mano a los medios tradicionales más poderosos del mundo. Un hombre que ha sabido darle la vuelta a las plataformas periodísticas y a través de Twitter impone agenda, seduce medios, ataca contrincantes y controla por completo la conversación.
Llama la atención la publicidad que la misma Casa Blanca le generó al libro Fuego y Furia del periodista Michael Wolff, que se convirtió en un fenómeno de venta no sólo en Estados Unidos sino a nivel mundial. Los alcances de la Casa Blanca para buscar detener la publicación del libro fueron en contrasentido de lo que Trump hubiera querido. Como otros libros que han pasado por los anaqueles de las librerías sin pena ni gloria ante el bombardeo de información constante de Trump en medios de comunicación, este de Fire and Fury hubiera tenido un destino similar que no pasaría más allá de los reporteros, editores y comunidad periodística que aún se sorprenden con las revelaciones que a diario se hacen de su liderazgo, fobias y otros temas. Entonces, ¿porqué es relevante el libro de Wolff para la presidencia de Trump? Por lo dicho, sobre todo por Stephen Bannon, el aliado número uno de Trump por varios meses hasta que dejó de serlo. La aportación de Bannon al libro de Wolff vale todo el texto. Quizá lo más trascendente del libro no se encuentre en el texto mismo, sino en las consecuencias que ya comienza a arrojar a partir de su publicación. Como lo comentaba anteriormente, la parte de Stephen Bannon y el ataque de este a la familia de Trump provocaron la salida de Bannon de Breitbart News, el portal ultraconservador que fundó el exasesor de Trump, del que ha operado su agenda y plataforma hace años.
El ataque contra Trump dejó como primera casualidad a Bannon, quien ya no tiene el apoyo de los republicanos que lo sustentaron. ¿Qué tanto le puede afectar a Trump el distanciamiento de quien señalan como el arquitecto de su movimiento? No fue hasta que Bannon se sumó a la campaña, tras el fracaso de Cory Lewandowsky y Paul Manafort, que las oportunidades de Trump para vencer a Hillary Clinton se esclarecieron.
El mensaje y plataforma del nacionalismo económico que Trump empujó en su campaña, es un discurso que Bannon tiene desde hace años y que le dio rumbo y claridad al mensaje del presidente.
Recriminado por ser un mensaje de odio y aislamiento, es tan eficiente que mantiene hoy por hoy a Trump con una aprobación de 35%, pero con su base bien plantada. Bannon mantiene una guerra abierta contra el establishment republicano y tiene la mira puesta en las elecciones intermedias de 2018. En la medida que Bannon mantenga su operación política paralela al partido republicano, este se debilitará ante la división generada por el secuestro de Trump del partido mismo.
OBSTÁCULOS. Sin Bannon, la tarea de Trump por avanzar su agenda de destrucción no sólo se ha dividido, sino que se ha dificultado.
Las elecciones legislativas son fundamentales para que Trump siga avanzando su agenda de destrucción y para que también se mantenga viva la posibilidad de una reelección en 2020. Sin Bannon, la tarea no sólo se ha dividido, sino que se ha dificultado.
Más allá de que Bannon siga queriendo o no atacar a Donald Trump, su posición contra el partido es otra, y está dispuesto a todo con tal de acabar con el establishment actual e imponer su agenda y discurso sobre un sistema y partido que dice, no sirven. En medio de ello está Donald Trump en uno de sus peores momentos ante el escándalo del libro Fuego y Furia. ¿Se podrá recuperar?
Mientras el espectáculo político se mantiene, éste se debilita y el gran ganador puede ser México, con un presidente con cada vez menos opciones y fuerza.