Era 2015 y Sergio Pitol ya no recordaba cómo escribir su nombre. El escritor estuvo en la Feria del Libro de la Universidad Veracruzana. Frente a la estantería editorial, una fila de admiradores observaron, atónitos, cómo copió las palabras desde una tira de papel. El hombre miró aturdido a la multitud, como si fuese un niño extraviado, mientras que su chofer, Guillermo Perdomo, le ayudaba a empuñar el bolígrafo con el que firmó los ejemplares impresos de sus relatos.
›Si la memoria no le hubiera abandonado, Pitol bien podría haber escrito una novela sobre sus últimos años. Los personajes políticos que lo rodearon parecen salidos de cualquiera de sus obras: sujetos ambiciosos que rayan en lo grotesco, casi producto de la mente irónica del creador.
Lo que el gobierno de Javier Duarte hizo con el escritor es otro de los rostros de la corrupción de una rancia burocracia. Lo usaron al mostrarlo en actos públicos como si fuera un trofeo que les otorgaba prestigio intelectual. Simularon su lucidez y se apropiaron de su tutoría legal. Sin que se conozca hasta ahora si entre 2014 y 2016 que mantuvo la custodia, robaron más que una medalla y un libro de colección. Lo que sí ocurrió es que en ese tiempo no atendieron su precaria salud, que agravó.
En el convulso cambio de administración fue abandonado y su familia encontró un paciente con muchas complicaciones. Diez días estuvo internado con atención de urgencia. Ahora, los cuidados alimenticios del escritor son delicados con una salud mermada por años de negligencia.
La familia Deméneghi pasa por otra lucha despiadada para acceder a las regalías de los libros del novelista, el pago de su pensión y el acceso al servicio de salud que otorga la Universidad Veracruzana y que hasta ahora le niegan.
Tutor provisional
Entrar a la casa de Pino Suárez número 11, en el centro de Xalapa, capital de Veracruz, es viajar al pasado que se alimenta de fotografías de familiares, amigos y perros, porque la privacidad de Pitol es como su obra literaria, “tejida de recuerdos”.
En las cinco bibliotecas atesora libros en ruso, italiano, francés. Al fondo, en un buró de su habitación, hay varios retratos de su primo Luis, su actual tutor, y varios cumpleaños partiendo su pastel favorito, el de tres leches. El olor a madera y humedad se acompasa con la luz que penetra las rendijas de las ventanas e inyecta vida a las fotos de los autores que acompañaban al creador, Verne, Chejov, Tolstoi, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Octavio Paz, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco. Un solo elemento hace recordar que Pitol ya no busca en la creación literaria “descubrir o intuir el genio de la lengua”, su escritorio ordenado, en desuso, abandonado.
Durante 2014, la afasia primaria progresiva no fluente comenzó a hacer estragos en su salud. Olvidó cómo hacer varias actividades comunes, desde escribir, hablar y comunicar necesidades fisiológicas. Pitol era invitado a actos públicos y homenajes, pero ya no hablaba ni se refería a alguien en particular.
En noviembre de 2014, la familia del escritor inició un juicio de interdicción. En el caso 657/2014 el fallo fue a favor del Departamento del Desarrollo Integral y la Familia (DIF), operado entonces por Karime Macías, esposa de Javier Duarte, quien retuvo el nombre de Pitol no como un negocio, sino como prestigio social.
Tiempo después, Concepción Andrade, jueza de primera instancia del juzgado Octavo, otorgó la tutela a Adelina Trujillo, entonces Procuradora de la Defensa del Menor y el adulto Mayor; y como responsables de su obra y colección a Nidia Vincent y Elizabeth Corral, académicas de la Universidad Veracruzana. Tres años después, en julio de 2017, la jueza Luisa Samaniego apeló el fallo anterior y dijo que el catedrático no requería asistencia.
Hasta 2016, Eos López realizó un inventario de la biblioteca con 14 mil libros, obra de arte y pertenencias personales. Relación que nunca hizo la anterior administración, y por ello no se sabe si hay faltantes en el material del escritor. Sólo se conoce que un vendedor de libros ofreció una edición del Llano en Llamas dedicada a Pitol por el propio Juan Rulfo, y sigue desaparecida la medalla del Premio Cervantes 2005.
Lo que sí se ha confirmado a través de los informes médicos es que los tutores del gobierno duartista cuidaron poco a Sergio Pitol. Un diagnóstico elaborado el 16 de diciembre de 2016, cuando fue abandonado por su chofer Guillermo Perdomo y su enfermera Leydi Miranda, revela que el escritor padecía de llagas en la piel por una mala limpieza, “infecciones en vías urinarias y respiratorias (…) inanición, desnutrición y anemia (…) con hemoglobina de 9.5 (…) insomnio y depresión presente, duerme por horas, en la noche despierta y grita, se inquieta”. Pasaron tres meses para que la familia y la doctora Eos López restablecieran la salud del escritor. Un segundo juicio de interdicción fue abierto, el 1783/2017 en el que se falló a favor de Luis Deméneghi como tutor interino.
UV se niega a pagar
En su obra El Tañido de una Flauta creó personajes arribistas que aparentaban una cultura para posicionarse ante la sociedad. Algo muy similar a lo que hicieron en la gestión de Duarte. La campaña mediática que inició el gobierno veracruzano entonces, a través de sus órganos culturales, fue hacer pasar a la familia como advenediza a la fama del escritor.
La familia señala a Rodolfo Mendoza, cercano a Pitol desde 2011, como un operador intestino dentro del conflicto por la tutoría. Mendoza es acusado hasta de correr a doña Yola, el ama de llaves que cuido del maestro por 24 años. Los entonces cercanos a Pitol sostenían su lucidez, aunque grabaciones de 2015 y 2016 revelan que su lenguaje se redujo a “sí” y “no”, según fuese su humor.
Ahora la Universidad Veracruzana se niega a pagar a Luis Deméneghi las regalías y salarios del profesor de la Facultad de Filosofía y Letras. Sin los talones de cheque, Pitol no puede tener acceso a los servicios de salud universitarios. A pesar de una notificación judicial, la UV sostiene que el DIF es el tutor legal del personaje.
“Al momento, la autoridad en la materia ha notificado a la Universidad que el nombramiento como Tutor Provisional recae en la persona del Encargado de Despacho de la Dirección de Asistencia e Integración Social del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Veracruz (…) en autos del expediente 657/2014 de su índice”, dice el documento del departamento jurídico de la UV.
Mientras se resuelve todo a su alrededor, a Pitol se le ve demasiado delgado, en un mundo aparte. Ahora posee recuerdos sin memoria. Pero no es una demencia libertaria, como describía a El Quijote, más bien es el último tramo de vida del creador, incierto a sus 85 años, porque la burocracia duartista le agravó la salud. Ahora pareciera el epílogo al que le están arrancando el último párrafo.