La defensa era casi impenetrable; un sofisticado sistema antimisiles era el encargado de proteger los más de 20 mil kilómetros cuadrados que componen Israel. Se le conoce como el “domo de hierro”, y es considerado una de las herramientas más efectivas para garantizar la seguridad.
Pero se trata de un sistema más estratégico que físico, ya que está compuesto por tres elementos: un radar de detección y seguimiento; un sistema de control de armas y gestión de batalla, y una unidad de disparo de misiles. Al conjunto de estos elementos se le conoce como “batería”; y hasta el 2021, el gobierno israelí contaba con 10 baterías, las cuales habían neutralizado más de dos mil proyectiles y contaban con una tasa de éxito de más del 90%.
Asimismo, cada batería del “domo de hierro” está montada en una unidad movible, lo que garantiza su traslado a cualquier punto de manera rápida, incluso al poseer tres o cuatro unidades de disparo.
Pero no solamente se puede detectar cualquier proyectil en un radio de cuatro a 70 kilómetros, ya que el sistema de control de armas recibe las coordenadas exactas para disparar y eliminar la amenaza, todo esto en unos pocos segundos.
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El domo también es capaz de predecir la trayectoria de cada proyectil y estimar el punto probable de impacto. “Si esta ubicación justifica una interceptación, se dispara un misil para interceptar el cohete. La carga útil del misil interceptor explota cerca del cohete, en un lugar que no se espera que cause lesiones”, ha explicado con anterioridad el ejército israelí.
Aunado a eso, un sistema de alertas activa las sirenas de ataque en la zona que se busca vulnerar, con una anticipación que va de unos pocos segundos hasta un minuto completo, lo que permite a los habitantes ponerse a resguardo.
Y aunque es el mecanismo de seguridad estrella de Israel, cabe destacar que el país cuenta con otras armas, tales como el sistema “Honda de David” para amenazas de alcance medio y el sistema “Flecha”, pensado para responder a los proyectiles de largo alcance.
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