El día que expulsaron al niño malcriado de la escuela
Las redes sociales, como empresas privadas y protegidas por la Ley de Decencia en las Comunicaciones Sección 230, tienen todo el derecho de suspender las cuentas de Trump y ello no violenta su libertad de expresión, incluso se habían tardado; ahora la discusión se centra en la regulación de estas plataformas y bajo qué criterios
El viernes 8 de enero de 2021 los titulares en todos los medios noticiosos del mundo tuvieron como nota principal: “Twitter suspende definitivamente la cuenta de Donald J. Trump.”
Escándalo, enorme escándalo y una noticia que dividió y sigue dividiendo a los mundos: de la tecnología, de la política, de la publicidad, de los abogados y gente de leyes; por mencionar sólo algunos.
¿Hizo bien Twitter en suspender la cuenta de Trump? ¿Está Twitter atentando contra la libertad de expresión?, ¿Es ahora Twitter y empresas similares quienes deciden que está bien y que no?
Evidentemente grandes preguntas y no necesariamente con grandes respuestas o, por lo menos las respuestas que hay definitivamente no satisfacen a todo el mundo.
Y, como cereza a este caótico pastel de la transición presidencial de Estados Unidos, Facebook también suspendió la cuenta a Trump, seguido de acciones similares restringiendo accesos a Trump y sus aliados, por parte de: Instagram, YouTube, Snapchat, Reddit, Twitch y otras… Amazon, por su parte canceló los recursos asignados a la plataforma Parler, que se había convertido en el bastión de comunicaciones de los Republicanos y seguidores de Trump, y en donde se discutieron y planearon muchas de las acciones violentas que sucedieron en Washington, D.C. hace unos días.
Analicemos entonces la situación:
Primero y ante todo, debemos entender que Twitter, Facebook, Amazon y todas estas organizaciones son empresas privadas, NO son entidades gubernamentales, ni ministerios o secretarías de estado, ni empresas para-estatales, no. Son entidades privadas.
Como tal ofrecen sus servicios al público, quienes en su gran mayoría los usa de forma gratuita y esos usuarios estamos sujetos a un contrato llamado: “Términos y Condiciones de uso del servicio” (TOS por sus siglas en inglés). En algunos sitios también le llaman a ese contrato: Acuerdo de Licenciamiento para el Usuario Final o,
EULA; End User License Agreement,
que rige la relación entre el servicio, la plataforma y sus usuarios, en todo el mundo.
Este documento TOS o EULA, se presenta a cada usuario cuando crea por primera vez su cuenta en cualquiera de estas plataformas y, básicamente define qué puede hacer el usuario, qué está prohibido que haga por ese servicio, bajo qué jurisdicción opera ese contrato, cuáles son los compromisos y responsabilidades de las partes y otra buena cantidad de palabrería legal que protege, en primera instancia, a la empresa en cuestión ante muchas situaciones.
Curiosamente, como suele suceder con muchos contratos, nadie los lee, menos aún; nadie los lee con detenimiento y aún así; de quienes lo leen pocos lo entienden.
De cualquier forma, el usuario lo tiene que aceptar si quiere tener una cuenta en esa plataforma o servicio. No hay medias tintas, lo acepta es decir está de acuerdo o no usa la plataforma. Es mas, por el sólo hecho de usar la plataforma en cuestión, el usuario acepta tácitamente en su totalidad el contrato con los términos de uso.
Adicionalmente, la empresa puede modificar ese contrato, cuando así lo juzgue conveniente generalmente con un aviso al usuario de ese hecho cuando suceda.
Por lo tanto, el mismo Donald J. Trump o quien haya creado la cuenta de Twitter del aún presidente Trump tuvo que aceptar esta licencia TOS. En otras palabras está sujeto a las mismas reglas de uso definidas, por mencionar un ejemplo, por Twitter para cualquier otro usuario en el planeta.
No hay ninguna cláusula en la licencia TOS que diga algo relativo al usuario si es que éste es un presidente, ministro, dignatario, VIP o celebridad. Nada, absolutamente. Las reglas del juego son iguales para todos.
¿Por qué se suspendieron las cuentas de Trump?
Simplemente: Por violar claramente esos términos de uso. Concretamente en esta última ocasión, por lo menos, por incitar a la violencia, publicar información falsa relativa a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y se hizo una mención muy particular sobre evitar la posibilidad de que Trump usara la plataforma para llamar a sus seguidores a causar mas violencia y actos ilegales en todo el territorio de ese país. Estas violaciones fueron comunes a varias plataformas: Twitter y Facebook en primer lugar.
Me parece en primera instancia que se habían tardado en hacer esa suspensión de cuentas. Trump ha violado los términos de uso de Twitter no en una, sino en muchas ocasiones durante su presidencia.
Twitter por su parte se hizo de la vista gorda en virtualmente todos los casos, a pesar de reportes de otros usuarios y sí, también, por qué no decirlo: de adversarios de Trump sobre violaciones obvias a los Términos de Uso.
No hay declaraciones oficiales sobre las razones de hacer caso omiso a ese comportamiento, pero es muy claro que para las redes sociales, el simple hecho de que Trump fuese su usuario era, y tal vez sigue siendo muy relevante: este hecho representa contenido que buscan y leen muchos otros usuarios,
representa fama y poder así como tráfico en sus redes, generador de negocio como fin último.
Además, ¿para qué meterse en pleitos y conflictos con el Presidente de Estados Unidos?, si de todas maneras es un gran generador de contenido y tráfico para la plataforma. Lo podrían haber expulsado cuando quisieran o no hacerlo, como era, hasta ahora. Sí, es absolutamente comprensible su no actuar.
En suma, las plataformas de redes sociales están en todo su derecho de cancelar, en el momento que así lo decidan, una cuenta de cualquier usuario si dicho contrato es violado de alguna manera.
Como escribí por ahí, en términos mundanos: Te invito a mi casa, es obvio que aquí tenemos reglas implícitas de decencia y comportamiento, pero si al llegar empiezas a insultar a todo el mundo, a romper cosas y a agredir a los presentes, te saco de una patada de mi casa y no vuelves. ¡Punto y aparte! Eso mismo sucede hoy con Twitter, Facebook y Donald J. Trump.
Primera enmienda de Estados Unidos
Ah, pero algunos dicen por ahí:
Y,
¿la libertad de expresión en donde quedó? Algunos políticos de países como México y Alemania se pronunciaron en contra de esa suspensión de cuentas, no aceptándolo y tachándolo de supresión de la libertad de expresión. Estas opiniones no pueden estar mas equivocadas.
Resulta que cuando hablamos de libertad de expresión, nos referimos al respeto que tiene un Estado, entiéndase un gobierno, por la capacidad de sus ciudadanos de manifestarse o expresarse libremente. Esto aplica a la relación entre el Estado y sus ciudadanos.
No es un tema entre empresas privadas y usuarios o clientes de esa empresa. Como empresa privada, tienen todo el derecho de poner las reglas que quieran en SU casa, Siempre y cuando no se violen o quebranten las reglas y leyes de la ciudad o país, claro está. Por tanto, no es un asunto que ataña siquiera a la 1a. Enmienda de Estados Unidos.
Entonces, ¿las empresas privadas tienen mas poder que la Constitución de Estados Unidos?
No, por supuesto que no. Y aquí hago referencia a la Constitución de Estados Unidos, ya que todo esto sucedió en ese país. La Constitución de Estados Unidos otorga a sus ciudadanos la capacidad de libre empresa, libre expresión, libre albedrío, capacidad de reunirse libremente… entre otras facultades y privilegios. Dentro de estos están la capacidad de crear una empresa y consecuentemente poner las reglas de operación que se juzguen convenientes.
El que una empresa pueda cancelar una cuenta de usuario, de quien sea, por violar sus términos de uso en ningún momento viola la constitución de Estados Unidos ni la carta de derechos ni ninguna otra ley.
La Ley de Decencia en las Comunicaciones Sección 230 permite y protege a las empresas privadas para remover el contenido o las cuentas que quieran de sus plataformas.
Así que, no, nadie está en esta situación por encima de las leyes de ese país. Evidentemente el señor Trump se siente sumamente agraviado y ofendido por que le hayan clausurado su podio favorito, su máximo estrado digital, así lo ha expresado.
¿Hay que regular a las empresas de medios sociales?
Pregunta sumamente difícil, complicada, compleja...y, me apena decirlo, pero sin una respuesta clara, concreta y duradera hasta el día de hoy.
Hay muchos poderes en juego, unos a favor y otros en contra de regulaciones a los medios sociales.
Internet no tiene fronteras, es su principal virtud, pero también es su principal debilidad. ¿Como regular algo que no tiene fronteras físicas? Donde la legislación de un país, simplemente no puede ejercerse en otro país o a ciudadanos de otro lugar.
Otro gran problema es que los políticos y legisladores de todo el orbe, en su gran mayoría NO entienden de tecnología, como funciona, sus implicaciones… y por supuesto hay temas de conveniencia.
La regulación de internet y de los medios sociales es un tema candente, pero que no tiene aún una respuesta definitiva, solamente intentos, muchos fallidos, en diversos países y nada que realmente pueda decir que es la regulación y legislación correcta para internet y los medios sociales. Hay muchas aristas: privacidad, seguridad, libertad de expresión,
quien vigila y ¿por que?,
cuales son los criterios de vigilancia, represión, opresión, censura…
En el estado en que está la historia de esta clausura de cuentas del Presidente de Estados Unidos, se puede resumir en que todo esto es como la expulsión (¡al fin!) del niño malcriado de la escuela por portarse mal constantemente y por mucho tiempo. Nadie violó ninguna ley al cerrar y quitarle efectivamente el uso de dichas cuentas, cuentas que son propiedad de las respectivas plataformas y empresas privadas.
A Trump le quedan días en la silla presidencial, al parecer no va a recuperar sus cuentas de Twitter, Facebook y otras, por lo pronto no sucederá mientras sea aún Presidente y, después de lo que sea que suceda antes o durante su salida del cargo y una vez que lo deje,
habrá que ver que deciden hacer estas empresas privadas ante el que será un ciudadano americano común y corriente: Mr. Donald
J. Trump.
Esto aún no termina… Continuará.