El retiro temprano de Simone Biles, superestrella de la gimnasia mundial, en el primer ejercicio de la competencia por equipos de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 sorprendió al mundo entero. En un principio se señaló que había abandonado su posición como líder de la escuadra de Estados Unidos por una lesión, pero horas más tarde ella misma reveló que se trató de un problema con su estado de ánimo y salud mental.
La estadounidense, que tiene cuatro movimientos de gimnasia nombrados en su honor, decidió mientras realizaba su primer ejercicio que su mente no estaba en condiciones para competir en ese momento, y ante el temor de lastimarse prefirió renunciar al podio olímpico que le esperaba y que millones le exigían.
Para Biles, el peso de cargar con el equipo ganador de la medalla de oro desde 2010, así como las circunstancias de la pandemia y la presión de millones de espectadores que no aceptaban más que perfección de la atleta de 24 años, fueron detonantes para que la multicampeona olímpica cediera ante lo que ella calificó como “sus propios demonios”.
Otros atletas de alto rendimiento, como Naomi Osaka o Michael Phelps, también han roto el silencio respecto a los problemas emocionales que enfrentaron debido la presión y el estrés que son sometidos por cumplir las expectativas de otros, así como para intentar borrar los tabúes que existen en torno a la salud mental.
Diversos estudios de psicología del deporte han señalado que la presión excesiva a la que se ven sometidos algunas superestrellas, sin importar que disciplina practiquen, puede desplazar su autoestima y sentido de validez al número de trofeos que obtienen, lo que puede suponer una carga excesiva para lograr el éxito que otros suponen de ellos.
La salida de Simone Biles de la competencia expuso nuevamente la vulnerabilidad de estos atletas, así como la importancia de hablar públicamente sobre los problemas de salud mental que atraviesan, y que pueden atacar a cualquier persona sin importar su éxito o su profesión.
Datos de la Organización Mundial de la Salud apuntan que la pandemia de Covid causó un impacto negativo en la salud mental de los más jóvenes, quienes en promedio atravesaron hasta 58% más estados depresivos o de ansiedad durante ese periodo alrededor del mundo.