El adiós a las mañaneras

25 de Noviembre de 2024

El adiós a las mañaneras

las mañaneras

La suma de 1,243 mañanera o los 149 mil 160 minutos de transmisión, en cinco años de gestión, es comprender la vitrina desde donde López Obrador ha gobernado, y desde el cual gestionará el proceso electoral y su despedida comenzará

Don Bernardino tiene 67 años, es alto y muy blanco, pero su andar ya no es tan rápido como hace 23 años que se convirtió en uno de sus seguidores. A lo largo de estos años su bigote se pintó de canas, y aunque llegó a pensar que no lo lograría, lo vio llegar a la Presidencia. Su pasión al hablar de Andrés Manuel López Obrador brota en sus ojos, y las palabras no le alcanzan, “yo considero que es uno de los mejores presidentes que ha tenido la República Mexicana”, suelta con su voz ronca y acento norteño, el originario de Guerrero Negro, en Baja California Sur.

No es el único que habla con esa pasión y que comenzó a sentir una especie de nostalgia porque, a partir de enero, sólo quedan 274 días a su gobierno, y entonces ya no habrá mañaneras o al menos no serán igual.

Pero ese sentimiento de nostalgia se entrecruza y choca con aquellos que cuentan las horas (quedan 6,576 desde el primero de enero), para que este primer mandato de Morena, de un partido que se dice de izquierda, llegue a su fin. Se trata de ese 42-43% de la ciudadanía que está en “desacuerdo” con el oriundo de Macuspana y su gobierno. Eso sí, un porcentaje por debajo de quienes están con él y lo avalan, y suman todavía ahora el 57% de la población, según la última medición de Consulta Mitofsky al cierre de la primera quincena de diciembre.

Andrés Manuel, como le dicen sus seguidores, desde el primer día de su mandato, el 1 de diciembre de 2018, impuso su estilo. Las mañaneras muy pronto se convirtieron en la agenda de cada día, en la tribuna de la justicia y la injusticia, en el nuevo espacio de control político, y desde allí construyó su estrategia de gobierno. En 60 meses (hasta el 19 de diciembre que se publica esta edición) ha acumulado 1,243 mañaneras, y cada una, en promedio, ha durado 120 minutos.

Además de aparecer en televisión y radio públicas cada mañana, las redes sociales y los chats se convirtieron en sus herramientas expansivas. Más allá de los youtubers y bots pagados, sus seguidores reales se encargan de apoyarlo y defenderlo públicamente a la menor provocación, pero también de divulgar su mensaje y apropiarse de sus declaraciones y repetirlas, mientras otros también usan las redes para mostrar su insatisfacción; entonces así se alimenta rápidamente la polarización.

Ahora que comenzó el adiós, no sólo de un sexenio sino de una forma de gobernar por su estilo único comunicar, en estos próximos nueve meses la duda es si esta misma tribuna será suficiente para garantizar la paz, porque como ningún otro mandatario ni político en el mundo, el presidente López Obrador logró instaurar un modelo de comunicación y una presencia política-pública-mediática que

desde la perspectiva de la academia y la ciencia política pudiera resultar un tanto temeraria por la sobreexposición de su imagen, pero él la convirtió en un estilo inigualable.

“Al final, aunque se equivoque, sin problema pueda darle la vuelta con sus ‘otros datos’ o cualquiera de sus ya conocidas frases, pues durante 23 años ha llevado este modelo de comunicación, esta herramienta de comunicación política que ha sido exitosa para sus fines y ha ido evolucionando a lo largo del tiempo”, comentó Gerson Hernández Mecalco, académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

En la opinión del también consultor político, la forma en la que sus ya tradicionales conferencias ‘mañaneras’ se han consolidado como un caso paradigmático en la historia de la comunicación política, cuyo origen se remonta al año 2000, cuando llegó a la jefatura de gobierno capitalina, instaurándolo desde entonces como la “monopolización de todas las actividades de gobierno bajo un vocero máximo”.

El encantador de serpientes

“Lo que diga mi dedito”, esta frase puede rayar en lo autoritario, como lo señalan sus “adversarios políticos”.

Sin embargo, aunque evidencia poca tolerancia para abordar ciertos temas, en el caso del líder fundador del Movimiento de Renegación Nacional (Morena) ha sido muy exitoso, como otros recursos retóricos, con los que consigue desviar la atención hacia el tema de su interés, y le funciona como control de crisis.

Aunque no en todos los casos. A poco más de un mes de asumir el gobierno, con la explosión en Tlahuelilpan, Hidalgo, una de las tragedias que más lamenta y a la fecha el mandatario admite: “me sigue doliendo”; o el llamado “Culiacanazo”, el fallido operativo por detener a Ovidio Guzmán, tras el cual el presidente tuvo que asumir por entero la responsabilidad de la decisión de haber liberado a uno de los herederos de Joaquín Guzmán, El Chapo.

Para Luis Ángel Hurtado Razo, maestro en Estudios Políticos y Sociales por la UNAM, la concentración que hace el Presidente de la comunicación con sus mañaneras lo vuelven no sólo en la principal figura para conectar mediáticamente al gobierno con la sociedad sino en el foco de la agenda pública nacional. “Él (AMLO) se vuelve la voz andante de la comunicación oficial, no sólo del Poder Ejecutivo, sino de todo el gobierno y de todo el país. Él lleva la noticia política en su voz, y en ese sentido por eso construye la agenda mediática, política, social y la agenda pública, que todo mundo habla de lo que dice el Presidente”, detalla. En ese sentido el también doctor en Comunicación por la Ibero y “estudioso de las benditas redes sociales” apunta a que el regente de Palacio Nacional ha transformado su forma de comunicar para mantener el interés de sus adeptos, pero también para impactar con las nuevas generaciones.

A diferencia de cuanto fue jefe de gobierno, ahora las mañaneras están diseñadas para medios digitales y no tradicionales como la radio, prensa y televisión. Es una fórmula que le funciona, detalla Hurtado Razo, para evitar ser presionado. “Lo entendió muy bien y por eso la principal fuente de salida de sus mañaneras son las plataformas de las redes socio digitales como YouTube, Facebook e inclusive ya están en Spotify. Entonces rompe una barrera al decirle a la gente: si no la quieres ver en la principal cadena de televisión o escuchar en la principal estación de radio, no te preocupes, escúchala directamente desde mis redes sociales”.

Uno de los aspectos que le juegan en contra, considera el académico, es que al acaparar toda la información no siempre puede mantener los temas a raya, por lo que ha sido más de yerro en el que cae el Presidente “al momento que está construyendo el discurso político, improvisando a diario”. Si bien “no hay un mandatario en el mundo que haya tenido tantas ruedas de prensa como las que ha tenido López Obrador. El hecho de que salga todos los días es también un arma de dos filos, porque si no está bien preparado, si lo agarran en curva, como se dice, pues puede cometer un error y generar también una crisis innecesaria”. Hasta ahora, la ha librado.

Una fórmula que conectó

Esta forma de gobernar, en sus más de mil 844 días de administración, López Obrador ha ido sumando adeptos que no comulgaban con su partido, pues un as bajo la manga, además de sus “diálogos circulares”, como él llama a sus mañaneras, lo han sido sus nueve programas de Bienestar prioritarios que terminaron por convencer a escépticos.

Como el caso de Mely, una joven de 27 años, sin profesión ni estudios, o sea del grupo de los que el tabasqueño identifica como “los mal llamados ninis”, pero que gracias al “cabecita de algodón” (como lo llaman muchos jóvenes y algunos adultos), tuvo acceso a “Jóvenes Construyendo el Futuro”, un programa que da capacitación y una beca mensual que, en ocasiones, es mayor a la que obtiene un trabajador.

“Me caía mal, lo veía enfermo de ambición, de querer ser Presidente a fuerza, pero ganó, ni modo. Pero cuando supe de ‘Jóvenes’, me inscribí y ahora gano más que en la tortillería que estaba”, dice a ejecentral la joven de baja estatura, morena y cabello negro de San Luis Potosí.

A Mely no le preocupa el final de la administración lopeozobradorista, pues su beca dura un año y le quedan tres meses, pero se dice agradecida con el apoyo y la capacitación, pues ahora podrá realizar trabajos de costura por su cuenta. Don Bernardino, por su lado, está seguro de que “si sigue el mismo régimen seguiremos bien, pero si llega un gobierno contrario probablemente sí perdamos nuestra pensión, pero qué le vamos a hacer”.

En cinco años de gobierno, Jóvenes Construyendo el Futuro becó a dos millones 728 mil 905 jóvenes, mientras que la Pensión del Bienestar para Adultos Mayores se elevó a rango constitucional para todos los mayores de 65 años, programas que atraparon a dos segmentos de la población que en gran medida es su fuerza social y electoral.

Estilo inimitable

Entre la reiterada promesa de erradicar la corrupción; el recordatorio de que su pecho no es bodega; que no tiene enemigos sino adversarios, y que la culpa de prácticamente todo lo malo es obra del pasado, del periodo neoliberal.

El fondo y forma de sus ya acostumbradas frases, ademanes y posturas resultan la antesala del conocido adagio de que podrán imitarlo, pero jamás igualarlo.

La muestra es que personajes afines a su movimiento han intentado imitarlo con conferencias diarias o una por semana, y hasta su forma de hablar y de polarizar, pero sin éxito. “Puede ser que quienes lo imitan no le guste a la gente, puede haber un efecto contrario, aunque se busque copiar el estilo va a entrar una nostalgia (en la gente) al no sonarle al Presidente y habrá cierto rechazo”, refirió Luis Ángel Hurtado.

Pero el legado va más allá, pues entendiendo que la forma en cómo ha evolucionado la comunicación presidencial en el último lustro ha consolidado las conferencias en una oficialía de partes y hasta en un tribunal en el que propios y extraños se enteran de las decisiones o peticiones más trascendentes.

En estos últimos meses, esta forma de crear puentes con los habitantes, y acusar a sus detractores será una herramienta muy útil para el proceso electoral y decir adiós. “Veremos el fortalecimiento del Presidente como una figura que dirige, porque, aunque dijo que ya entregó el bastón de mando, no les dijo que se maneja con control remoto. Visualizo al presidente más agresivo -política y comunicativamente hablando-, incorporándose a la contienda electoral como lo ha hecho, desprestigiando a la oposición.

El púlpito de Palacio Nacional es la tribuna más importante, donde hay una intervención importante por parte del mandatario en las elecciones del próximo año”, concluyó Gerson Hernández.