En 2020 se registró una de las crisis económicas más severas de la historia reciente, la cual fue propiciada por la pandemia de Covid-19. Ante ello, las autoridades de diversos países implementaron estímulos fiscales y monetarios, que buscaban inyectar dinamismo a la economía. En el caso de EU, los primeros ascendieron a casi el 30% del PIB, mientras que el Banco Central de la Reserva Federal redujo la tasa de los fondos federales a mínimo históricos -a un rango entre 0.00% y 0.25%- y anunció el programa de compra de activos mensual por 80 mil de millones de dólares (mmd) de bonos del Tesoro y de 40 mmd de Bonos Respaldados por Hipotecas.
Gracias a estas medidas extraordinarias, EU registró la recesión más corta de su historia, la cual tuvo una duración de apenas dos meses, de febrero a abril de 2020. Mientras que, la recuperación total se alcanzó en el segundo trimestre de 2021. Frente a ello, la implementación de estímulos económicos resulta cada vez más innecesaria.
La Reserva Federal ha empezado a retirar los que le corresponden para evitar un sobrecalentamiento de la economía, pues sus dos variables objetivo se están encaminando en ese sentido. Por un lado, la inflación de EU se aceleró al 7.5% en enero de 2022, la más alta desde febrero de 1982, ubicándose muy por encima de las previsiones del mercado de 7.3%, debido al aumento de los costos de la energía, la escasez de mano de obra y una fuerte demanda. Mientras que, la subyacente aumentó a 6%, la mayor desde agosto de 1982.
Por otra parte, el empleo se ha recuperado de manera impresionante. En la Gran Crisis Financiera, tomó 76 meses (más de 6 años) alcanzar el nivel precrisis; mientras que en la de 2020 han transcurrido 23 meses y falta recuperar únicamente el 1.9%. En enero, la economía estadounidense generó sorpresivamente 467 mil empleos, luego de una cifra revisada al alza de 510 mil en diciembre, ubicándose muy por encima de las previsiones del mercado. Por su parte, la tasa de desempleo aumentó a 4.0%, ligeramente por encima de las expectativas del mercado que preveían que se mantendría sin cambios en 3.9%, debido a que la tasa de participación en la fuerza laboral aumentó a 62.2%, su mayor nivel desde principios de 2020.
Frente a esto, en la reunión de noviembre, la Fed anunció que empezaría a reducir su compra de activos en 15 mil millones de dólares mensuales, pero duplicó el monto a 30 mil millones de dólares en la de diciembre, con lo que el programa concluirá en marzo. El siguiente paso será empezar a incrementar la tasa de interés de referencia; al respecto, en su anuncio de política monetaria de enero, el banco central indicó que pronto podría aumentarla por primera vez en más de 3 años, lo que envió la señal de que el inicio del ciclo alcista empezará en el mismo mes de marzo. A la par, la Fed estableció que la reducción de su hoja de balance iniciará después de que haya comenzado el aumento de la tasa de interés y el recorte se realizará mediante el ajuste de los montos reinvertidos de los pagos de capital recibidos de los valores mantenidos en la Cuenta de Mercado Abierto del Sistema.
En los próximos meses, el retiro de los estímulos monetarios será uno de los temas de mayor interés para los mercados, pues, aunque ya contamos con más información sobre el mecanismo que se utilizará, persiste la incertidumbre sobre la magnitud y frecuencia de los aumentos de la tasa de referencia, lo que posiblemente generará episodios de volatilidad en el tipo de cambio, como la observada en lo que va de 2022.
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