En lo que va de 2022, han ocurrido varios eventos que provocaron incertidumbre y volatilidad en los mercados financieros. La atención de los inversionistas se ha centrado en la evolución de la pandemia, la desaceleración de la recuperación económica mundial, el repunte de la inflación y el endurecimiento de la política monetaria de varios bancos centrales.
Estos eventos propiciaron un reajuste importante de las carteras de los inversionistas en todo el mundo, en donde la moneda estadounidense ha destacado entre los instrumentos que, al parecer, cerrarán el año con extraordinarias ganancias. El dólar está en su nivel más alto desde principios del siglo, habiéndose apreciado casi 30.0% frente al yen, 16.3% frente a la libra esterlina, 13.3% frente al euro y 6.0% frente a las monedas de países emergentes desde principios de este año. Un fortalecimiento tan fuerte del dólar en cuestión de meses tiene implicaciones macroeconómicas considerables para casi todos los países, dado el dominio del dólar en el comercio internacional.
Así, desde junio del año pasado, cuando empezó a dibujarse la tendencia alcista del índice DXY, compuesto por 6 monedas de países desarrollados, este acumula una ganancia de casi 30% y recientemente, el 28 de septiembre, tocó un punto máximo no visto en dos décadas.
Bajo este contexto, destaca el comportamiento de 4 divisas de mercados emergentes, que son las únicas que presentan ganancias frente a la moneda estadounidense. En primer lugar, se ubica el rublo ruso (+17.5%), el cual se ha visto beneficiado del incremento de los precios de materias primas; en segunda posición se encuentra el real brasileño (+5.9%); en tercer sitio está el peso mexicano (+2.3%); y, finalmente, en el cuarto escaño se ubica el sol peruano (+0.2%).
En el caso del peso mexicano, su comportamiento se explica por el buen desempeño de las dos principales fuentes de ingresos de dólares al país. En primer lugar, como es bien sabido, la principal fuente de ingresos de dólares al país son las exportaciones, las cuales registraron un avance de 18.9% a/a de enero a agosto de este año y un valor acumulado de las de mercancías de $377.95 miles de millones de dólares (mmd). Esta cifra se integró de exportaciones no petroleras ($350.21 mmd) y de petroleras ($27.74 mmd). Al interior de las no petroleras, las dirigidas a Estados Unidos avanzaron a una tasa anual de 18.4%, en tanto que las canalizadas al resto del mundo lo hicieron en 11.0%. Dado que las primeras representan el 82.4% del total, resulta fundamental que la expansión económica estadounidense mantenga un fuerte dinamismo para que nuestra divisa se mantenga estable y la economía continué recuperándose.
En segundo lugar, el monto acumulado de los ingresos por remesas ascendió a $37.98 mmd en los primeros ocho meses de 2022, lo que implicó un crecimiento anual de 15.3%. A lo largo del año, se registraron tres máximos históricos de este indicador, posicionándose como la segunda fuente de ingresos de dólares a México. Este comportamiento derivo de un incremento de 10.4% del número de operaciones y de un aumento del monto de la remesa promedio de $372.1 a $388.8 dólares. En particular, en junio este último fue de $406.9 dólares, valor no observado desde diciembre del 2000.
Como puede observarse, la moneda mexicana se ha mantenido estable gracias al buen dinamismo de la economía de EE.UU., por lo que, hacia adelante, el tipo de cambio podría deteriorarse si se concreta una recesión en aquel país.
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