Efectos socioeconómicos de la era poscovid
Se avecinan meses, incluso años, tortuosos en materia económica, alza de tasas de interés, desajustes cambiarios, alta inflación, precariedad para clases medias y aumento de pobreza, advierte un exrepresentante de México en negociaciones del TLC
La mayoría de los analistas tienen una disposición a creer que la inflación global será pasajera. La razón, según se argumenta, es porque la recuperación económica que experimentan buena parte de las economías es un rebote que necesariamente tendrá que ajustarse a la baja como todo ciclo económico. Igualmente, se esgrime que pronto tendrán que irse retirando las fuertes medidas expansionistas monetario-fiscales, con el aumento de impuestos, disminución del gasto gubernamental y, el ajuste de las tasas de interés al alza, así como el retiro de liquidez de los mercados; este proceso irá retirando presiones al proceso de formación de precios tanto global como localmente. Para darnos una idea de las presiones que está resistiendo el proceso de formación de precios, por ejemplo, podemos enunciar el alza de porcentaje de los siguientes productos en México: aguacate (54), aceites (18), manzana (17), tortilla (13), y carne de res (7).
Lo mismo podríamos decir del costo de la luz en España; pensando en sí mismos, Rusia aumentó el precio del gas que sumista a Europa, los países árabes no quieren subir la producción de crudo, lo que limita la oferta e incrementa artificialmente el precio del petróleo. La inflación alcanzada en Argentina oscila en el 60%, en México en el 6% y Estados Unidos en cinco por ciento.
Enfrentamos al menos tres riesgos importantes. Los analistas no suelen ponderarlos lo suficiente, sin embargo, su impacto es quizá el más determinante; la lógica egoísta que presentan los países para que, primero que nada, atender sus propios retos antes de pensar en la solidaridad internacional.
En efecto, estamos viviendo una pandemia global con soluciones fundamentalmente locales. Por ejemplo, se ve mal estar pidiendo vacunas prestadas o regaladas entre países. Lo anterior explica, pero no justifica, acciones como el acaparamiento de vacunas por parte de Estados Unidos, el incremento del gas por parte de Rusia o la negativa para incrementar la producción de petróleo, y las consecuencias las vamos a sufrir todos.
El siguiente riesgo es el desbalance logístico; la falta de contenedores, lo limitado del uso de puertos y aeropuertos, al igual que medios de transporte y la escasez de componentes e insumos para la producción, lo que presiona el abasto de los bienes que ocupan las
economías que primero están saliendo adelante.
Por último, es claro que el ímpetu de la recuperación en Estados Unidos no está impulsando con la misma tracción al resto de las economías, ello ocurriría sí el resto de sus proveedores tuvieran el mismo éxito en el manejo del proceso de vacunación, los mismos apoyos de gobierno o manejo del crédito; no es así, ello explica la falta de insumos o la inestabilidad en el costo de los energéticos. En nuestra opinión, estos riesgos explican el por qué la inflación no puede ser tan pasajera como creen los analistas.
Mientras se prologue la inflación los precios se estacionan en el nuevo escalón que será elevado y difícil de revertir. No son buenas noticias. La inflación alta es un mal indicador económico. Cuando está fuera de los rangos establecidos es por naturaleza, dañina para todos los agentes económicos; sin embargo, las pequeñas empresas al igual que las personas necesitadas son las más afectadas.
En los años 60 y 70,
la inflación no era tema de preocupación pues, se consideraba, que con crecimiento se mitigaba el fenómeno inflacionario.
El crecimiento, la estabilidad y la disminución de la pobreza, siempre perdieron la batalla contra la inflación. Luego de múltiples crisis, en los años 80 se observaron monumentales niveles de endeudamiento, en ello, América Latina sacó mención honorífica. A raíz de esta contundente evidencia, ha sido de aceptación generalizada la noción de que la inflación debe, necesariamente, mantenerse debajo de los niveles de crecimiento. Es el caso de Estados Unidos que, por muchos años, con un crecimiento del 2.5%, venía presentado niveles de inflación del 1.4% lo que generó fuertes salarios reales, una clase media consolidada en su capacidad de consumo e inversión, así como la elevación del estándar de vida. Para los siguientes años, la historia será diferente.
En consecuencia, las autoridades monetarias están obligadas a iniciar ajustes, los gobiernos
deberán hacer lo mismo en el componente fiscal disminuyendo del flujos de gasto.
Podemos concluir entonces, que, los observados precios elevados se deben al aumento del consumo por la salida del confinamiento, lo barato del crédito y el abultado gasto estatal e igualmente por la falta de solidaridad internacional, la trampa de la desigualdad en la recuperación y la interrupción tanto de las cadenas de abasto como las de producción.
Esperemos entonces, meses e incluso años tortuosos ahora por el lado económico con alza de tasas de interés, desajustes cambiarios, alta inflación con la consecuente precariedad en el nivel de vida de las clases medias y el aumento de la pobreza.