La epidemia de Ébola que azota la República Democrática del Congo (RDC) ha dejado víctimas colaterales, se trata de tres mil 800 niños que se han quedado huérfanos, informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Las provincias de Ituri y Kivu del Norte han resultado las más afectadas; la población infantil se ha visto severamente afectada pues además, dos mil 469 niños han sido separados de sus padres o cuidadores adultos para ser sometidos a pruebas de detección y/o tratamiento, o al ser aislados porque haber estado en contacto con algún paciente infectado con el virus, que de no tratarse a tiempo llega a ser letal.
Hasta la fecha Unicef ha capacitado a 906 asistentes psicosociales y psicólogos para brindar asistencia a niños huérfanos y separados y apoyarlos casi de inmediato en sus necesidades físicas, psicológicas y sociales.
El organismo administra tres guarderías junto a los centros de tratamiento del ébola en los puntos críticos de la epidemia, donde los sobrevivientes, que son inmunes a la enfermedad, cuidan y vigilan de cerca a los bebés y niños pequeños, hasta que sus padres o cuidadores completen el tratamiento.
“El número de niños huérfanos a causa del Ébola o que se quedaron sin acompañante está creciendo tan rápido como el brote en sí mismo”, apuntó Edouard Beigbeder, representante de Unicef en la RDC, antes Zaire.
El brote actual es el décimo que la RDC ha sufrido y el peor desde su aparición en una parte remota del país en 1976, cuando la rara enfermedad fue controlada rápidamente con el aislamiento de pacientes, puestos en cuarentena.
El virus del Ébola, una enfermedad grave y aguda, que a menudo es mortal si no se trata, tiene una tasa promedio de letalidad de alrededor del 50 por ciento, y es transmisible por contacto con la sangre o los fluidos corporales de animales infectados (generalmente monos o murciélagos de la fruta).
Sus síntomas suelen comenzar entre los dos días y las tres semanas después de que el paciente contrajo el virus, con la presencia de fiebre, dolores musculares, de garganta y cabeza, después siguen náuseas, vómitos, y diarrea, junto con fallo hepático y renal, y final sufre complicaciones hemorrágicas.
NR