CHARLESTON, EU.- El huracán
Dorian
golpeaba el sureste de Estados Unidos con fuertes vientos y una lluvia torrencial este jueves, luego de haber arrasado el norte de las islas Bahamas, donde dejó al menos 20 muertos y miles de personas sin hogar.
Los residentes de Carolina del Norte y Carolina del Sur resistían al azote del huracán de categoría 2 a medida que aumentaban los esfuerzos internacionales por ayudar a las víctimas de
Dorian
en las islas bahameñas que recibieron el mayor impacto: Gran Bahama y Ábaco.
La monstruosa tormenta también desató varios tornados en el sureste estadounidense, pero no se reportaron víctimas en lo inmediato.
En la histórica ciudad de Charleston, Carolina del Sur, los fuertes vientos derribaron árboles, semáforos y postes de luz. Las calles estaban desiertas y la mayoría de los negocios tenían las ventanas tapiadas.
A las 14H00 locales (18H00 GMT), el Centro Nacional de Huracanes (NHC), con sede en Miami, informó que
Dorian
soplaba con vientos máximos sostenidos de 175 Km/hora. Se ubicaba a 95 Km de Myrtle Beach, en Carolina del Sur, desplazándose hacia el noreste a 13 Km/hora.
Varias naciones se sumaron a los esfuerzos de rescate para las miles de víctimas de
Dorian
en las islas Ábaco y Gran Bahama, en el norte del archipiélago, mientras que en Estados Unidos los residentes de Carolina del Norte y Carolina del Sur se preparaban para una tormenta de categoría 2.
El estado de Florida salió en gran medida ileso del paso de
Dorian.
“Tuvimos suerte en Florida. Mucha, mucha suerte de hecho”, dijo el presidente Donald Trump.
Destrucción inimaginable
Dorian soplaba con intensidad de categoría 5 cuando se instaló durante casi dos días sobre el norte de las Bahamas, donde dejó una destrucción inimaginable.
Un equipo de AFP que sobrevoló el pueblo de Marsh Harbour el jueves vio escenas de daños catastróficos, cientos de casas destruidas hasta los cimientos, coches dados vuelta, campos enteros de escombros e inundaciones generalizadas.
Se pudo observar que un equipo de personas que llevaban máscaras y trajes protectores blancos cargaban cadáveres en bolsas verdes sobre la plataforma de un camión.
Algunos residentes aún aturdidos por la tormenta habían salido a las calles arrastrando sus maletas con sus posesiones más valiosas.
La extensión del daño en Bahamas comenzaba a conocerse este jueves, a medida que los equipos de socorro lograban recorrer el área para rescatar sobrevivientes y llevar ayuda a las víctimas.
El primer ministro bahameño, Hubert Minnis, dijo que el huracán dejó una “devastación generacional” y al menos 20 muertos, aunque es de esperarse que esta cifra aumente.
Naciones Unidas advirtió que unas 70.000 personas que están en Bahamas necesitan “ayuda inmediata”.
El secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, dijo después de reunirse con Minnis que se necesitan con urgencia refugios, agua potable, alimentos y medicinas para unas 50.000 personas en Gran Bahama y para entre 15.000 y 20.000 en Gran Ábaco.
“Es un infierno en todas partes”, dijo a la AFP Brian Harvey, un canadiense que vive en Ábaco.
“Necesitamos salir de aquí", añadió. “Han sido ya cuatro o cinco días, es hora de irnos”.
Steven Turnquest, quien llegó a Nassau desde Marsh Harbour con sus hijos de cuatro y cinco años tras sortear la tormenta, dijo a la AFP que se sentía afortunado de estar vivo.
“Veo a mis hijos y agradezco a Dios, le pido que me lleve a mí, pero que no se los lleve a ellos. Sobreviví al huracán agarrándome de una puerta”, contó.