Una doble lectura del encuentro entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el yerno y asesor del presidente Donald Trump, Jared Kushner, es el cambio cualitativo en la relación bilateral. Dicen los que saben, que durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, Kushner hablaba con el canciller Luis Videgaray, porque sabía que era también la voz del Presidente. Ahora no es así. El canciller Marcelo Ebrard, agregan los que saben, no es la voz del presidente López Obrador. Este cambio cualitativo también es estratégico. Don Jared no habla con don Marcelo con la intensidad y frecuencia que lo hacía con Videgaray, y el interlocutor que le abre la ventanilla a Ebrard en Washington es el secretario de Estado, Mike Pompeo. Desde el martes por la noche, don Jared tiene la llave de la puerta que no existía en Palacio Nacional, que lleva a don Andrés Manuel.