¿Dignidad en la derrota?

Samara, Rusia. México no es un equipo tan fuerte como Brasil, y nadie debió pensar lo contrario. Pero sí, esto es futbol y parte lo que lo vuelve universal es que el chico le pega al fuerte más seguido de lo que habría que esperar comparando nóminas, estadísticas y nombres. Esta vez no fue. Podría usarse el lugar común y decir que México luchó como nuca y perdió como siempre. Pero eso no sería justo. No. Este proceso, con todo lo y denostado que ha sido, sobre todo el entrenador Juan Carlos Osorio, fue diferente.

Y también, esta generación de futbolistas es diferente. Es triste que este haya sido el último partido de varios, como Andrés Guardado y el gran Rafa Márquez. Les tocó enfrentar al mejor Brasil de los últimos 10 años. Un conjunto que no sólo tiene a una estrella como Neymar, sino que está acompañado por jugadores que ahora sí parecen integrantes de la verdeamarelha.

Da enojo ver cómo el rival se pudo dar el lujo de burlar la sacrificada presión mexicana a su salida desde el área, haciendo florituras con el balón. Hasta el más humilde de los de amarillo sabe salir jugando con un sombrero, un taquito o una inglesa. Y al ataque es de locura. En el primer gol de la victoria 2-0 de Brasil, Neymar desbarató a la defensa mexicana corriéndose a la derecha. Así no hay dos a uno, tres a uno que valga, porque el siguiente que recibe el balón puede hacer lo mismo en sentido inverso. Y así fue. Por eso Neymar pudo llegar a rematar sólo en el área chica. Ya no quedaba verdes para cuidarlo. 227 Los goles que ha anotado Brasil en Copas del Mundo y es de nuevo el más anotador, superando a Alemania En el segundo tanto que admitió Ochoa ya daba lo mismo perder por dos, y mató las aspiraciones de México por el empate el mismo Neymar, con un contragolpe furioso que culminó Firmino.

México fue intenso y atrevido y no permitió ser intimidado. Pateó fuerte el balón y a los adversarios cuando hubo que hacerlo. No se cayó y desdibujó como en las tristes derrotas ante Chile en 2016 y ante Alemania en 2017. Es justo reconocer que este equipo aprendió de esos desastres y lo hizo mejor esta vez.

¿Qué sigue? La reconstrucción del equipo con base en los jóvenes que nos deja consolidados Osorio: Lozano, Gallardo, Ayala, Salcedo, Álvarez. Y construir el futuro en torno al imprescindible Héctor Herrera. Chicharito y Giovani, tuvieron su tiempo. Y ya no habrá más. Y queda la tentación de saber qué habría sido de México si a Vela le hubiera dado la gana de jugar a este nivel de compromiso y sacrificio desde su primer Mundial. Se acabó la aventura en Rusia.