El conflicto sube cada día más de tono. Los gestos entre ellos denotan malestar e intolerancia; las frases son dardos que se lanzan, y las acusaciones no cesan, aunque ninguna es aún clara.
Así, de cara a los comicios más grandes de la historia de México, los cinco integrantes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) han mantenido en vilo, hasta este martes, a la institución medular del proceso electoral.
El miércoles, cuando tres de los magistrados pidieron la renuncia del presidente Reyes Rodríguez Mondragón, acusándolo de incurrir en faltas administrativas graves, ninguna negociación ha sido posible, ni mucho menos un puente de entendimiento. Por eso, la preocupación de actores políticos, académicos y organizaciones civiles se hizo patente al cumplirse una semana de conflicto.
Aunque el magistrado Felipe de la Mata Pizaña, uno de los que exigió la renuncia del presidente Rodríguez Mondragón, dijo este lunes que sus integrantes están unidos, y que las diferencias son como aquellas que ocurren en primaria o secundaria: “Ninguno de nosotros somos enemigos ni adversarios, trabajamos juntos en un Pleno, llevamos siete años trabajando juntos y, vamos a decirlo, es como una primaria y un año de secundaria: había días buenos, días mejores, días malos, pero sin duda estamos unidos”, apuntó.
La nueva pelea
Las diferencias superan, y por mucho, un conflicto estudiantil. Todo comenzó el 4 de diciembre, cuando los magistrados Mónica Soto, Felipe de la Mata y Felipe Fuentes Barrera dejaron a Rodríguez Mondragón plantado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde rindió su informe de labores. La magistrada Janine Otálora fue la única asistente y, a su lado, tres sillas vacías. Soto, De la Mata y Fuentes hicieron un bloque que fue llamado en redes sociales “el bloque rebelde”. Mientras su presidente estaba en la Suprema Corte, ellos presumieron en X que estaban desayunando juntos.
Un día después, se difundió la fotografía de Mónica Soto con el representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral, Sergio Gutiérrez Luna. Comenzaron las críticas en redes sociales, asociando al bloque rebelde con Morena y un presunto intento de desestabilizar al Tribunal en pleno proceso electoral.
Ya para el 6 de diciembre, en privado, el bloque pidió a Rodríguez Mondragón que renunciara a la presidencia y en la sesión pública del día siguiente ya no se ocultaron los conflictos. Felipe Fuentes exigió hablar de la permanencia o no de Rodríguez Mondragón en la presidencia, el “acusado” dijo que esperaran su respuesta y decretó un receso de la sesión a la que no regresó, provocando la furia de sus compañeros “rebeldes”.
Felipe de la Mata, el que aseguraba que las diferencias eran como en la primaria o secundaria, acusó al presidente de haber hostigado al secretario general de Acuerdos del Tribunal, y de haber permitido una extraña intervención de despachos en la institución electoral. Mónica Soto le exigió a Rodríguez Mondragón que diera un paso a un lado porque le había perdido la confianza, por incurrir en faltas administrativas graves, aunque nunca explicó cuáles eran.
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Se cruzó un fin de semana, que se hizo muy largo y amplió la incertidumbre. El lunes 11 de diciembre, el magistrado presidente publicó una carta en la que anunciaba que no renunciaría a su cargo como magistrado electoral. Lo interesante es que nadie se lo había pedido, el que dejara su cargo de magistrado, sólo le exigieron que abandonara la presidencia.
Ese día, los periodistas esperaban en el Tribunal una respuesta y, por órdenes de los magistrados, según dijeron los trabajadores, no dejaron pasar a los medios a dos eventos públicos. Les pidieron a tres elementos de seguridad que les impidieran el paso a los reporteros a una parte del TEPJF. Algo muy poco usual en el edificio sede. El bloque rebelde y el presidente se vieron la cara porque todos coincidieron en un evento en el que se habló de la violencia política en razón de género. Salieron del evento y, a regañadientes, se unieron para sacarse una fotografía institucional.
Los periodistas les preguntaban a gritos, pero los magistrados los ignoraban. Hasta que accedieron a hablar luego de que se les dijo que todo lo dirimían por redes sociales. Fue entonces que Rodríguez Mondragón advirtió que su presidencia la sometería al Pleno, donde “los magistrados rebeldes” tienen mayoría. Pero no sería inmediato, pues, según dijo, la magistrada Janine Otálora había pedido que la esperaran, pues, en medio de la crisis, se había ido de viaje a Venecia, a una convención en la que representaría al Tribunal y regresaría el 18 de diciembre.
›Mónica Soto mencionó que no era necesario que la esperaran, la reunión podía ser virtual. Pero Rodríguez Mondragón pidió que eso se platicara en privado, causando la evidente molestia de Soto, quien hacia caras de molestia.
“No, espérame, me toca”, le dijo Soto al presidente en medio de la entrevista, poniéndole un freno con la mano a su compañero. La magistrada negó que ella quisiera presidir al Tribunal, aunque en el máximo órgano electoral las voces corrían rápido: ella quería el cargo de Rodríguez Mondragón.
Además, habló de su reunión con el morenista Sergio Gutiérrez Luna. Reveló entonces que había preocupación de muchos actores políticos y era natural que la buscaran para preguntar: “Me he reunido con todos los que me han llamado para preguntarme y decirme lo mismo: ¿qué está pasando?, ¿el problema interno con ustedes afecta los intereses de mi partido, de nuestros candidatos, candidatas que vamos a tener?”, declaró.
Aunque los jueces electorales negaran la crisis en el tribunal y aseguraran que no afectaban las resoluciones, la crisis se ha extendido y acentuado, aunque no es la primera vez, sí lo es en cuanto al momento dentro del proceso electoral y frente a una histórica elección, por la cantidad de candidatos que deberán ser electos.
Rodríguez Mondragón (frente al micrófono) advirtió que su presidencia la sometería al Pleno, donde “los magistrados rebeldes” tienen mayoría.
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