En Nueva Zelanda y Hong Kong, que están teniendo dramáticos aumentos en los contagios del coronavirus SARS-CoV-2, se detectaron nuevas mutaciones en las variantes Ómicron y Delta, las cuales, si bien no son causa de preocupación, sí son un recordatorio de que la pandemia no ha parado y de la importancia de mantener la vigilancia genética.
De acuerdo con un estudio aún no revisado por pares y publicado ayer en el sitio bioRxiv, de las secuencias genéticas identificadas en distintos países de Oceanía y Asia, en Nueva Zelanda son dominantes los sublinajes de Ómicron BA.2 y dos diferentes de BA.1.1, cada uno de los cuales lleva cambios en las proteínas NSP10, NSP3 y NSP14, que no parecen tener mucha relevancia en la actividad biológica del virus.
Además, el análisis de los genomas del SARS-CoV-2 de Nueva Zelanda también identificó una subvariante de Delta con más de 10 mutaciones nuevas, dos de las cuales están en la proteína espiga (S), por lo que podrían ser relevantes en la actividad del virus, sin embargo tienen un presencia “insignificante en la conducción de la pandemia” en ese país, escribió el autor del análisis Xiang-Jiao Yang.
Al analizar los genomas de SARS-CoV-2 de Hong Kong, Yang descubrió una subvariante predominante de BA.2 con tres mutaciones, una de ellas en la proteína S y dos en proteínas NSP.
Para el investigador de la Universidad McGill de Montreal, es natural que las mutaciones hayan surgido en estos dos focos pandémicos donde el coronavirus tiene una alta transmisión; además no descarta que las nuevas mutaciones detectadas pudieran aumentar la transmisibilidad de las subvariantes o su letalidad; lo que sí hacen es que “reiteran la importancia de seguir rastreando la evolución del SARS-CoV-2”, comenta en su reporte de investigación.
Por otra parte, el Ministerio de Salud de Israel anunció esta mañana que se diagnosticaron dos casos de una nueva variante de Covid previamente desconocida y que es una combinación de las subvariantes de Omicron BA.1, la dominante en el país, y BA.2.
Las infecciones causaron síntomas leves como fiebre baja, dolores musculares y de cabeza y no requirieron un tratamiento especial, informa The Times of Israel.
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