El telescopio espacial James Webb no es el único que está reportando detecciones de cosas nunca antes vistas en el Universo; de hecho, un equipo de astrónomos informó que con el radiotelescopio CHIME observaron una señal muy distinta a cualquier cosa que se haya visto hasta ahora.
La señal proviene de una galaxia ubicada a varios miles de millones de años luz de la Tierra, y es de las que se conocen como “ráfaga de radio rápida” (FRB por su sigla en inglés), cuyo origen exacto no se conoce bien; pero mientras las ráfagas generalmente duran unos pocos milisegundos como máximo, la recién reportada persiste hasta tres segundos, casi mil veces más que la FRB promedio, y tiene el patrón periódico más claro.
“No hay muchas cosas en el universo que emitan señales estrictamente periódicas”, dice Daniele Michilli, quien encabezó la investigación primero en la Universidad McGill y después en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en un comunicado de prensa.
En nuestra propia galaxia se conocen ejemplos de púlsares de radio y magnetares (núcleos colapsados de estrellas gigantes extremadamente densos también conocidos como estrellas de neutrones) que giran rápidamente y producen una emisión de rayos similar a un faro, explica Michilli.
Sin embargo, el nuevo objeto, bautizado como FRB 20191221A, es diferente de los púlsares y magnetares de nuestra galaxia porque parece ser más de un millón de veces más brillante, por lo que “creemos que esta nueva señal podría ser un magnetar o púlsar con esteroides”, añade el astrónomo.
El Experimento Canadiense de Mapeo de Intensidad de Hidrógeno (CHIME), que comenzó a observar el cielo en 2018, fue diseñado para captar ondas de radio emitidas por el hidrógeno durante las primeras etapas del universo y también es sensible a las ráfagas de radio rápidas, de las cuales ha detectado cientos en diferentes partes del cielo.
Hasta ahora, las ráfagas ultrabrillantes de ondas de radio observadas por CHIME y otros radiotelescopios, además de durar unos pocos milisegundos antes de apagarse no hacían emisiones de manera periódica y regular, salvo uno cuya señal consiste en una ventana de cuatro días de ráfagas aleatorias que luego se repetían cada 16 días.
Por esto, la señal detectada por CHIME el 21 de diciembre de 2019 le pareció “inusual” a Michilli: “No solo fue muy largo, con una duración de unos tres segundos, sino que hubo picos periódicos que fueron notablemente precisos, emitiendo cada fracción de segundo, boom, boom, boom, como un latido del corazón. Esta es la primera vez que la señal en sí es periódica”..
El radiotelescopio CHIME permitió la detección de la “ráfaga rápida de radio” que tiene la mayor duración y con el patrón periódico más claro hasta la fecha.
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