Pese a que se atraviesa por uno de los peores momentos en la pandemia por Covid-19, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que 23 millones de niños y adolescentes deberán volver a clases presenciales el próximo 30 de agosto.
El anuncio sucede el mismo día en que nuestro país alcanzó un nuevo máximo histórico de notificación de casos positivos con 24 mil 975 registros en las últimas 24 horas, lo que demuestra la agresividad de esta tercera ola, que en esta ocasión ha afectado con mayor fuerza a los menores de edad.
La SEP publicó, junto a la Secretaría de Salud, una guía para el regreso a clases que incluye medidas desactualizadas que no coinciden con los consejos de expertos en el tema, dentro del país y de otras naciones que han logrado un modelo de reapertura más seguro.
Rafael Bojalil, inmunólogo mexicano, advirtió en entrevista con ejecentral que las cifras oficiales “son más bajos que la realidad, porque hay un subregistro, es un pésimo momento para abrir escuelas, cuando el número de contagios va para arriba de manera prácticamente vertical”.
Expertos y organizaciones internacionales coinciden en que el regreso a clases presenciales es fundamental para el desarrollo físico, intelectual y emocional de los niños; sin embargo, las condiciones y los lineamientos con los que pretende hacerlo la Secretaría de Educación Pública son, en la opinión de tres expertos consultados por ejecentral, inaceptables
La guía de 10 puntos para la reapertura programada para el próximo 30 de agosto, dado a conocer por la secretaría Delfina Gómez esta mañana en la conferencia de Andrés Manuel López Obrador, es “muy vaga, muy somera, muy imprecisa”, dice el virólogo y epidemiólogo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) Andreu Comas, quien asegura que “no es una guía ni son estrategias para poder llevar a cabo un regreso seguro a clases”.
Para Fernando Díaz Barriga, evaluador de riesgo en salud también de la UASLP y quien condujo un estudio piloto en el que ha demostrado que se puede abrir una escuela pública incluso sin vacunas siempre y cuando se siga un protocolo, el plan de la SEP “ante el semáforo naranja o rojo, es muy rosado”.
Con base en experiencias internacionales y la suya propia, Díaz Barriga aclara que la escuela es segura desde el punto de vista sanitario si se cumplen tres criterios, el primero de los cuales es “que la positividad de casos en la comunidad de la escuela sea bajo”, algo que se contradice con la apertura en fechas en que la pandemia de Covid-19 vaya al alza o esté un pico. “Se ha demostrado que con positividad comunitaria alta, aún con protección en la escuela habrá casos”, agrega el experto.
Los otros dos criterios son “que la familia participe. Las capas de protección deben instalarse en casa y no solamente en la escuela” y “que haya un proceso de vigilancia constante con un monitoreo activo y comunitario, ya sea con pruebas de PCR o antígenos que permitan mapear los casos a nivel barrio.
Al respecto Comas comenta que en lo que ha informado la SEP “no se habla sobre la capacitación a padres y maestros” ni sobre quién va a reportar los casos ni cómo se van a reportar. “Tampoco hablan de quién va a ser el responsable de adaptar el protocolo a cada comunidad”.
Complicado inicio de ciclo. En la reunión de autoridades educativas no se detallaron las acciones que han recomendado los expertos.
Para el inmunólogo Rafael Bojalil, profesor-investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Xochimilco, la SEP tendría que ser mucho más específica, Por ejemplo, la guía dice que “hay que procurar utilizar los espacios al aire libre’”, algo que para el experto no es claro, ni preciso porque no toma en cuenta condiciones climáticas.
Además está el asunto del aforo en las aulas. El experto cuestiona sobre la arbitrariedad del establecer el 50% cuando “normalmente tienes 50 niños apiñados, ¿va a ser meter 25 también apretados sin considerar la distancia entre ellos?”
Para Bojalil, es fundamental saber, por ejemplo, si los salones están ventilados y qué tan bien. Para ello hay que hacer mediciones en los salones en las distintas condiciones. “¿Qué pasa cuándo hay 10 personas?, ¿en qué momento empieza a subir el dióxido de carbono? ¿cuánto tiempo tiene que airearse antes de que entre siguiente grupo?”
Los expertos coinciden en que la inversión para el regreso a clases es fundamental; sin embargo, la guía de la SEP destaca que incluso la toma de temperatura podría no ser obligatoria, si la escuela no cuenta con un termómetro digital, por lo que bastaría la respuesta del alumno para pasar el filtro.
“Tienes que experimentar, no se puede andar improvisando y para ello la inversión es mínima, pues sólo habría que tener un medidor de dióxido de carbono por escuela. Es una improvisación i-
naceptable, tendrían que haber estado trabajando en esto hace más de un año”, concluye Bojalil.
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