Corea del Norte desmantelará su campo de pruebas nucleares este mes, antes de la histórica cumbre con Estados Unidos, y para ello aseguró este sábado que volará sus túneles frente a los medios extranjeros invitados.
La exhibición en Punggye-ri, en el noroeste del país, será otro paso en la ofensiva de encanto de Kim Jong Un. El diálogo negociado por Corea del Sur ha visto cómo las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte iban desde los insultos personales y amenazas de guerra del año pasado hasta la cumbre entre Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump, del 12 de junio en Singapur. Pero los escépticos advierten que Pyongyang todavía tiene que hacer un compromiso público para entregar su arsenal, que incluye misiles capaces de alcanzar Estados Unidos. Washington está buscando la “completa, verificable e irreversible desnuclearización” del Norte. Punggye-ri ha acogido los seis ensayos nucleares del Norte, el último y de lejos el más poderoso en septiembre del año pasado, que Pyongyang dijo que era una bomba H. Kim dijo que el desarrollo de la fuerza nuclear del Norte estaba completo y que ya no necesita el campo. Se ha programado una ceremonia para el desmantelamiento de la instalación entre el 23 y el 25 de mayo, dijo el Ministerio de Exteriores norcoreano, según la agencia de noticias oficial KCNA. Los túneles del campo de pruebas serán volados y sus entradas completamente bloqueadas, dijo el comunicado del ministerio. Todas las instalaciones de observación e institutos de investigación serán eliminados, dijo, “y la zona circundante del campo de pruebas será cerrada completamente”. Periodistas de China, Rusia, Estados Unidos, Reino Unido y Corea del Sur podrán cubrir el evento en el lugar para mostrarlo “de manera transparente”. Este es el último movimiento en la rápida sucesión de acontecimientos en la península coreana que comenzaron en los Juegos Olímpicos de Invierno en el Sur. Las tensiones han ido creciendo durante años, ya que los programas de armas nucleares y misiles balísticos de Corea del Norte fueron sometidos a múltiples rondas de sanciones cada vez más estrictas por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Estados Unidos, la Unión Europea, Corea del Sur y otros. Además, Trump amenazó el año pasado al Norte con “fuego y furia”. Pero desde los Juegos en Pyeongchang, Estados Unidos y Corea del Norte han acordado una reunión sin precedentes en Singapur, mientras que Kim ha visitado en dos ocasiones China para reunirse con el presidente, Xi Jinping, algo que no había hecho desde que llegó al poder hace seis años. Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, afirmaron el mes pasado su compromiso con el objetivo de “alcanzar, a través de una completa desnuclearización, una península coreana libre de armas nucleares” en una cumbre en la Zona Desmilitarizada que divide sus países. Pero la frase es un eufemismo diplomático abierto a la interpretación por ambas partes. Corea del Norte lleva mucho tiempo queriendo ver el fin de la presencia militar estadounidense y el paraguas nuclear sobre el Sur, pero invadió a su vecino en 1950 y es la única de las dos Coreas que posee armas nucleares. Esta semana, el Norte liberó a tres coreano-estadounidenses que había detenido, aprovechando la segunda visita en dos meses del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. Pompeo prometió el viernes que Estados Unidos trabajaría para reparar la economía de Corea del Norte, paralizada por las sanciones, si Pyongyang renunciaba a su arsenal nuclear.