El antiguo velo que atestigua el cruel martirio de una de las santas más queridas de la antigüedad cristiana, es uno de los numerosos raros tesoros que dejaron por primera vez en la historia el Vaticano para ser llevados a México. La preciosa reliquia de Santa Cecilia es parte de una selección de piezas pocas veces vistas en público y que están incluidas en la muestra “Las grandes colecciones vaticanas. De Pedro a Francisco, dos mil años de arte e historia”, que se abrirá esta semana en la capital mexicana. La exposición, montada en las galerías del Museo del Colegio de San Ildefonso, abrió sus puertas el pasado 21 de junio y permanecerá abierta al público hasta el próximo 28 de octubre. https://twitter.com/SanIldefonsoMx/status/1008794005776355328 Ese velo, que data originalmente del siglo IX, representa la historia de fe y el resurgimiento del papado a las puertas del año 1600, cuando el Papa buscaba recuperar décadas de autoridad socavada y poder menguado. Fue el 20 de octubre de 1599 cuando el poderoso cardenal Paolo Emilio Sfondrati, sobrino de Gregorio XIV, hizo exhumar el cuerpo de Cecilia que, según la tradición, se encontraba bajo el altar mayor de una basílica dedicada a su memoria en el corazón del barrio romano de Trastevere. Tanta importancia daba el purpurado a la operación que, según relatan las crónicas de la época, él mismo se puso a excavar la tierra junto con los obreros hasta que salió a la luz el cuerpo de la joven mártir. “El descubrimiento tuvo un eco fuertísimo entre la población, parece que de boca a boca fue tal que poco tiempo después la basílica y toda la zona de Trastevere se llenó de gente emocionada por la noticia”, contó Alessandra Rodolfo, curadora de la muestra mexicana, en entrevista con Notimex. De noble y pagana familia romana, santa Cecilia vivió entre los siglos II y III. Cuando su marido Valeriano y su hermano Tiburcio se convirtieron al cristianismo, fueron denunciados y decapitados. Ella fue condenada a la muerte. “Fue martirizada dos veces: primero se le intentó sofocar con los vapores del baño, pero como no murió fue decapitada, pero como la decapitación no terminó bien se necesitaron tres días para que muriese”, dijo Rodolfo. “El velo fue encontrado en torno al rostro de la santa, como dice la tradición, y el cardenal lo quiso revestir con un refinadísimo bordado que tiene hilos de oro, una serie de piedras y perlas. El velo fue después colocado dentro de un especial relicario y nunca salió de los Museos Vaticanos”, apuntó.
Esta reliquia se suma a una selección amplia de piezas de diverso origen, tipo e importancia, que busca llevar a los mexicanos un ejemplo significativo de dos mil años de historia eclesiástica. “En el conjunto hemos querido recrear un poco la historia de la Iglesia, iniciando en la figura de Pedro hasta llegar hasta nuestros días, con el Papa Francisco. Para mostrar la continuación del ministerio papal, desde los orígenes hasta hoy”, añadió Rodolfo. Precisó que la exposición tiene muchas obras que salen por primera vez de los Museos Vaticanos, como algunos cuadros en forma de cartones que sirvieron de muestra para los mosaicos que actualmente decoran imponentes capillas dentro de la Basílica de San Pedro. Entre estos destaca un gran cuadro de san Felipe que bautiza el eunuco etíope. A este se suman varias obras del Tiziano, un retrato de Clemente IX Rospigliosi realizado por Carlo Maratta en 1669 o una Virgen con el niño de Giovanni Battista Salvi, conocido como Sassoferrato, de 1650. Exhibirán en México velo de Santa Cecilia y los raros tesoros vaticanos. Así, los visitantes podrán admirar -por ejemplo- el combate entre cristianos y fieras en el Coliseo Romano gracias a una pintura de Frans Floris (1563), una Virgen que amamanta de Lorenzo di Credi (1495) y el milagro de Santo Toribio de Mogrovejo de Sebastiano Conca (1735). “Para preparar la muestra pensamos que México es un pueblo religioso y apreciará las mismas reliquias, la representación de la sangre de los mártires, todo aquellos testimonios antiguas de la religión cristiana”, sostuvo Alessandra Rodolfo. “Pensamos en llevar también obras que el gran público mexicano no conoce tanto o no conoce para nada, para hacer ver cómo es el arte italiano. Se trata de un gran empeño grupal del museo para preparar una expedición más allá del océano”, puntualizó.