El 25 de enero fue la primera vez. Desde entonces han pasado 20 mañaneras. Entonces no habló directamente de la marcha del 26 de febrero por la defensa del INE, pero anunció un evento masivo en el Zócalo de la Ciudad de México para “defender nuestra soberanía” y tomó como excusa el celebrar el rescate de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Va a ser fiesta porque rescatamos a Pemex y a la CFE. Ofrezco disculpas por anticipado de los conservadores, que no les va a gustar, pero ojalá comprendan”, señaló aquella vez. Era la segunda vez que organizaba un evento masivo, tras una marcha de la oposición. Algo así como una competencia de marchas.
En noviembre del año pasado se realizó la primera marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y en contra de la reforma constitucional en materia electoral propuesta en ese momento. Miles de mexicanos salieron a gritar “El INE no se toca”. Pero luego de descalificarla y minimizarla, el mandatario convocó a su propia marcha “en celebración” por sus cuatro años de gobierno. La movilización de López Obrador, que contó con el apoyo de los estados morenistas, superó por mucho en cantidad a la de la oposición.
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Este domingo, las personas y grupos que se oponen al “Plan B” de la oposición, a punto de ser aprobado por el Senado, volverá a salir a las calles y se espera que ocurra simultáneamente en 86 ciudades del país. Ahora se identifica con la frase: “Mi voto no se toca”.
La manifestación del domingo, que prevé que al menos participen 118 organizaciones y ciudadanos de todos los sectores, ahora sí llegará al Zócalo capitalino. Y así reta
a López Obrador.
En un mes, ha mencionado varias veces la marcha, como el lunes que dijo que la manifestación atenta contra los que menos tienen y en favor de los que ganan más, porque lo único que se cambió es recortarles el salario. O como hoy, que dijo que es necesario que la gente que va a asistir, sepa la razón: ”Y también con todo el derecho, si ellos están convencidos de que estaba bien el régimen de corrupción, de injusticias, de privilegios, pues que vengan; si les gusta ese régimen, pues están en su derecho. O sea, es una especie de masoquismo, pero no se puede evitar, somos libres”.
Pero no ha sido el único, también los senadores del Morena han sido señalados de retrasar la votación de la minuta que contiene la segunda parte del “Plan B”, para tratar de desinflar la segunda marcha en defensa de la democracia. También la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que respladó al Presidente.
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