Actualmente escuchamos mucho hablar de las mutaciones del coronavirus causante de la Covid-19 y de cómo algunas de ellas hacen que el virus se transmita más rápidamente o evada a nuestros anticuerpos. Sin embargo, aunque con mucha mayor lentitud, las poblaciones humanas también podemos tener mutaciones para combatir y resistir mejor a los virus y otros patógenos.
Por supuesto que esto no nos sirve de nada en la pandemia actual, pues las mutaciones, tanto en nosotros como en los virus, se van dando a lo largo de las generaciones. Para nosotros tienen que pasar unos 25 años de una a otra, mientras una población del SARS-CoV-2 puede duplicarse cada seis horas.
Sin embargo, a un grupo de investigadores de las universidades de Arizona, de California en San Francisco, de Adelaide y de Tecnología de Queensland, las mutaciones en las diversas proteínas humanas que interactúan con el virus les permitieron detectar que hace unos 20 mil años hubo en el este de Asia una gran epidemia de coronavirus.
Las proteínas humanas interactúan con los virus (VIP, por sus siglas en inglés) básicamente de dos formas: o son utilizadas por virus para secuestrar la maquinaria celular o forman parte de la respuesta inmunitaria del paciente infectado. Se ha visto que las VIP tienen una tasa de mutación tres veces más rápida que el común de las proteínas humanas, especialmente las que interactúan con virus de ARN como los coronavirus.
Los investigadores, según lo que reportaron en la revista Current Biology, encontraron un conjunto de 420 VIPs que interactúan con coronavirus en 26 poblaciones humanas, y pudieron ver cambios en diversas poblaciones actuales de Asia Oriental (lo que actualmente es China, Japón, Mongolia, Corea del Norte, Corea del Sur y Taiwán).
Esto sugiere que una antigua epidemia de coronavirus, o algún otro virus que usa VIPs similares, impulsó una respuesta adaptativa en las personas que vivieron en esos territorios hace alrededor de 900 generaciones o alrededor de 25 mil años.
Este descubrimiento podría permitir “compilar una lista de virus potencialmente peligrosos y luego desarrollar diagnósticos, vacunas y medicamentos para el evento de su regreso”, dio a conocer Kirill Alexandrov, de la Universidad de Tecnología de Queensland, y uno de los autores principales de
esta investigación.
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