Comprender cómo funciona por completo el mecanismo que utiliza el SARS-CoV-2 para ingresar e infectar a las células humanas es uno de los temas más estudiados por los científicos de todo el mundo desde que inició la pandemia, especialmente porque allí reside la clave para crear tratamientos médicos más efectivos contra este patógeno.
La respuesta a este misterio parece encontrarse en un estudio elaborado por un grupo de investigadores de múltiples universidades de los Estados Unidos, en el que a través de simulaciones hechas por una supercomputadora se descubrió una especie de “puerta secreta” que permite a la proteína espiga adherirse a las células humanas.
Este mecanismo forma una capa de moléculas de azúcar, conocidas como glucanos, alrededor de la proteína pico o spike del coronavirus, lo que permite engañar al sistema inmunológico al disfrazar al SARS-CoV-2 como un residuo de glucosa inofensivo para las células humanas.
Pero esta no es su única función: una película dinámica hecha a través de simulaciones digitales, demostró que estas partículas no son estáticas, y que cambian de lugar, lo que facilita la infección porque actúan como una pequeña palanca que abre la célula para que la proteína espiga se inserte, una característica que es común en todas las sectas y variantes del SARS-CoV-2.
Rommie Amaro, profesor de bioquímica en la Universidad de California e investigador principal del estudio, señaló que “básicamente, descubrimos cómo se abre e infecta realmente el pico, un secreto importante de esta estructura y la forma en que infecta las células. Sin esta puerta, el virus se vuelve incapaz de replicarse y contagiar”.
El equipo de investigadores asegura que este descubrimiento es la clave para desarrollar nuevas terapias o tratamientos para pacientes enfermos, e incluso algunos que puedan prevenir la infección más allá de las vacunas actuales, cuyo objetivo principal es prevenir la forma grave de Covid, pero no el contagio por sí mismas.
Lilian Chong, coautor del estudio, afirmó que “las técnicas estándar habrían requerido años para simular este mecanismo del coronavirus, pero con las herramientas de simulación avanzadas de supercomputación de mi laboratorio, pudimos capturar el proceso en tan sólo 45 días”, el resto de los investigadores confirman que sin esta velocidad probablemente hubieran ignorado este componente y su función en la infección humana.
Otro grupo de investigadores liderado por Jason McLellan, profesor de biociencias moleculares de la Universidad de Texas, recrearon variantes de la proteína pico para evaluar cómo la falta de estos glucanos impactaba directamente en la capacidad de infección del nuevo coronavirus, el resultado fue concluyente, sin esa puerta, el SARS-CoV-2 es incapaz de contagiar al ser humano.