“Esposado once veces” y “desnudado dos veces”. La defensa británica del fundador de Wikileaks se quejó el martes del trato infligido a Julian Assange en el segundo día de su vista de extradición a Estados Unidos, que quiere juzgarlo por espionaje.
Diez años después de la difusión por Wikileaks de más de 700, 000 documentos confidenciales sobre las actividades militares y diplomáticas estadounidenses, la justicia británica comenzó el lunes a examinar la petición de las autoridades de ese país para que les entreguen a Assange.
El australiano, de 48 años, está acusado de espionaje y piratería informática en Estados Unidos, donde de ser extraditado podría enfrentarse a una pena de hasta 175 años de cárcel.
“Ayer (lunes), Assange fue esposado once veces, desnudado dos veces” en la cárcel de Belmarsh, donde está recluso desde su detención en abril en la embajada de Ecuador, donde pasó más de seis años asilado, denunció su abogado Edward Fitzgerald.
Y fue retenido “en cinco celdas diferentes”, agregó al reanudarse las audiencias el martes mientras Assange observaba impasible desde el banquillo de los acusados.
En opinión de su abogado, este trato podría “afectar al procedimiento” que se lleva a cabo en un tribunal de Woolwich, al este de Londres, situado junto a la prisión.
La juez Vanessa Baraitser afirmó que sus poderes son “limitados” en cuanto al trato que las autoridades penitenciarias dan a los detenidos, aunque subrayó esperar que Assange sea tratado de forma justa como cualquier otra persona.
El abogado del gobierno estadounidense respaldó las observaciones de la defensa, asegurando no desear que el trato penitenciario ponga en peligro el procedimiento.
La justicia británica examinará la petición de extradición de Estados Unidos toda esta semana y de nuevo durante tres semanas a partir del 18 de mayo.
Para aprobarla debe asegurarse de que respeta un cierto número de criterios legales y en particular si no es desproporcionada o incompatible con los derechos humanos.
Este es precisamente uno de los principales argumentos de la defensa de Assange, cuyo trato fue denunciado por numerosos médicos y observadores internacionales quienes alertaron sobre la salud física y psicológica del fundador de Wikileaks.
El relator de la ONU sobre la tortura Nils Melzer consideró a principios de noviembre que la vida de Assange estaba “en peligro”. Desde entonces, sin embargo, su estado de salud parece haber mejorado.
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