Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que el Producto Interno Bruto (PIB) por componente, ajustado por estacionalidad, mostró tendencias divergentes. Mientras que el PIB de las actividades terciarias, que incluyen al comercio y los servicios, registró un modesto aumento del 0.3%, el de las secundarias experimentó una ligera contracción del 0.1%, y el de las primarias, en donde se concentra la agricultura y ganadería, principalmente, sufrió una caída más pronunciada del 1% en comparación con el trimestre anterior.
En tanto, el Banxico dio contexto a los resultados publicados por el Inegi, ya que en el último trimestre de 2023, las exportaciones de manufactura mexicanas sufrieron un revés significativo, acompañadas de una desaceleración palpable en la producción industrial que es parte de las actividades secundarias.
Estos datos, revelados por el Inegi y destacados en las minutas recientes del Banco de México, ponen de manifiesto una clara ralentización en la actividad económica del país.
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ya que señaló que la demanda externa también flaqueó, con una ligera contracción en el valor promedio en dólares de las exportaciones manufactureras durante el último trimestre del año, recordando que han tenido presión de un peso que ha tomado fuerza frente al billete verde. Este fenómeno se hizo evidente tanto en los envíos automotrices como en el resto de las exportaciones manufactureras.
A lo largo del año, la economía mexicana había exhibido un crecimiento robusto, pero el cuarto trimestre trajo consigo un cambio notable en esta tendencia. Según la estimación más reciente del Producto Interno Bruto (PIB) ajustado por estacionalidad, el crecimiento apenas alcanzó un modesto 0.08%.
Este enfriamiento económico se atribuye a varios factores. Por un lado, la demanda interna mostró signos de debilidad, con un crecimiento del consumo privado que no logró compensar el decaimiento en el consumo de bienes y servicios de origen nacional frente al vigoroso consumo de bienes de origen importado. Además, la inversión fija bruta, aunque se mantuvo en niveles altos, experimentó una desaceleración debido a una menor inversión en construcción y maquinaria.
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En términos de producción, tanto los servicios como la actividad industrial mostraron un menor dinamismo en el período mencionado, con una contracción significativa en la producción de vehículos ligeros y una desaceleración en el ritmo de crecimiento del resto de la producción manufacturera.
Este debilitamiento económico tiene implicaciones importantes, especialmente considerando la fuerte dependencia de México del mercado estadounidense como principal destino de sus exportaciones.
Un crecimiento menos robusto en en la actividad económica de Estados Unidos ha tenido un impacto directo en la demanda de productos manufacturados mexicanos, lo que ha contribuido al debilitamiento observado en las exportaciones y en la producción industrial del país.
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