Las exportaciones e importaciones de México registraron su segunda caída consecutiva mensual, donde el factor manufacturero fue el preponderante en estos malos resultados.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante julio las exportaciones totales bajaron un 8.2 %, a los 47 mil 550.4 millones de dólares, cuando en junio se registraron 51 mil 800.2 millones.
En el mismo tenor, las importaciones sufrieron una baja de 6.4 %, al pasar del orden de 51 mil 762 millones a 48 mil 431.6 millones de dólares.
Las exportaciones no petroleras tuvieron una fuerte caída de 8.44 % mensual, que es el equivalente a cuatro mil 128.9 millones de dólares menos, por lo que se registró un total de este rubro de 44 mil 820.7 millones de dólares, aunque no es una cifra despreciable, sí tiene un tropiezo importante que atender. Al interior, las agropecuarias se contrajeron 28.9 %, 538 millones menos que el mes previo, y las extractivas un declive de 44.3 % o unos 469.3 millones de dólares abajo.
En el caso de la manufactura, la variación porcentual fue menor, un descenso de 6.78 %, pero en términos nominales el descalabro fue el más grande al reportar una caída de tres mil 121.2 millones de dólares, de donde los productos automotrices crecieron un magro 0.78 % o 123 millones más, pero el resto de la manufactura que no va dirigida a automóviles cayó 10.75 % o tres mil 245 millones, siendo lo que más repercutió.
Según información del Inegi, las exportaciones ligaron su segundo mes a la baja, y acumularon una caída de 10.0 %, aunque en términos anuales el registro creció un 2.9 %, pero aún así el deterioro reciente es un reflejo de algunos indicadores de consumo de Estados Unidos, ya que más del 80 % de lo que vende México en el exterior va dirigido a ese país.
En fechas recientes, el Buró de Censos de Estados Unidos reveló una caída de 5.2 % en los pedidos duraderos, en los que se consideran muebles, autos, computadoras, equipos y todo aquel producto que tienen un tiempo de vida mínimo de tres años, y es donde la manufactura mexicana entra en la integración de las cadenas productivas de la región.
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