Llegar a Salzburgo es como adentrarse en una ciudad temática, donde cada rincón evoca la presencia de Mozart. Sin embargo, su esencia va más allá, desbordando el barroco en sus edificaciones e iglesias, y sirviendo como escenario magnífico de la película La novicia rebelde, donde vivió la familia Von Trapp.
El nombre “Salzburgo” tiene sus raíces en el comercio de sal, transportada por el río Salzach. Desde la Edad Media hasta 1803, fue gobernada por el Príncipe-obispo del Sacro Imperio Romano Germánico, siendo luego parte del Imperio Austrohúngaro en 1805 tras la secularización de Napoleón.
La ciudad está dominada por la fortaleza medieval de Hohensalzburg, refugio del Obispo en tiempos de crisis. Pasear por sus callejones es un respiro del estrés, invitando a disfrutar de un café y un Nockerln, sumergiéndose en una ciudad donde la música tiene un papel fundamental.
Visitar Salzburgo es una experiencia hermosa, y aquí te presentamos algunos lugares imperdibles.
Palacio y Jardines de Mirabell
La ruta más común es tomar el tren desde Viena, Berlín o Praga. Al llegar, puedes comenzar tu recorrido cruzando el río. El primer punto de interés es el Palacio y los Jardines de Mirabell, erigidos en 1606 y que actualmente albergan las oficinas del alcalde. Explora la Sala de Mármol y la Escalera de los Ángeles, pero no te pierdas los jardines barrocos con su vista alineada a la catedral y la fortaleza. Descubre la Fuente de Pegaso, el
Teatro de los Setos y los encantadores Jardines de los Enanos y de las Rosas.
Casa de Mozart
Wolfgang Amadeus Mozart nació en 1756 en la “Casa Hagenauer”. Este museo, uno de los más visitados en Austria, se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los admiradores del músico. Ofrece las auténticas habitaciones de una casa burguesa del siglo XVIII, con su mobiliario y objetos originales. La distintiva fachada amarilla de la casa destaca en la Getreidegasse, una calle comercial con antiguas casas medievales transformadas en tiendas de moda y tradicionales. Los imponentes letreros de hierro forjado, característicos de Salzburgo, añaden un toque especial al entorno.
Fortaleza de Hohensalzburg
La fortaleza, construida desde 1077 y con su forma actual desde 1500, protegía al príncipe obispo de ataques. Nunca fue conquistada a lo largo de su historia. A pesar de contar con un funicular desde 1892, la caminata a la cima brinda las mejores vistas del centro de la ciudad. La construcción alberga museos con objetos históricos, incluyendo el Museo de la Fortaleza y el de las marionetas. En el tercer piso se encuentran las habitaciones del Príncipe, y destaca el Cuarto Dorado con una representación del cielo nocturno.
Catedral de Salzburgo
Fundada en 767, la primera catedral se consagró a San Pedro y San Ruperto, reconstruyéndose en estilo románico tras un incendio en 1167. En 1598, un nuevo incendio dio lugar a la majestuosa estructura barroca actual, destacando por su fachada de mármol con estatuas de los apóstoles y los patronos regionales. Coronada por una imponente cúpula y flanqueada por dos torres, la catedral impresiona. Tampoco te pierdas de la fuente central con corceles emergiendo del agua en la plaza.
Entre los tesoros de la catedral se destaca una pila bautismal de bronce del año 1311, donde recibió el bautizo Mozart. Además, el órgano principal y las puertas de la catedral son elementos notables. El museo alberga valiosos tesoros artísticos que abarcan mil 300 años de historia del templo.
Felsenreitschule (escuela de equitación de la roca)
Antes de terminar tu visita a Salzburgo, visita este espacio al aire libre, sede de eventos musicales y ubicado en la cantera que suministró piedra para la catedral. Sus arcos son ideales para conciertos. Aquí, se filmó una conmovedora escena de The Sound of Music (La novicia rebelde), donde la familia Von Trapp canta “Edelweiss” antes de huir a Suiza. La canción es tan popular que algunos la consideran el himno de Austria.
›En el siglo XIX, la ciudad sufrió transformaciones políticas, incluida su anexión al Imperio austriaco y más tarde al Imperio alemán. Después de la Primera Guerra Mundial, la ciudad se convirtió en parte de la República de Austria.
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