La reaparición del empresario José María Riobóo en el Comité Técnico de “alto nivel” de la Ciudad de México para la rehabilitación del tramo de la Línea 12 no fue un acto de amigos, muy amigos del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Dicen los muy bien enterados que el ingeniero se mantenía muy distanciado de don Andrés, muy dolido porque no le quiso pagar el proyecto que hizo para el aeropuerto de Santa Lucía; pero ahora que lo mandó llamar, ¿quién le puede decir que no al Presidente?
Resulta que lo necesitaba para que fuera el negociador con ICA y CICSA de Carlos Slim, para que se hicieran cargo de los costos por la reparación de la Línea dorada, y los supervise.
Así que sin ganas, don José María tuvo que sumarse al famoso comité, porque no serán nada sencillas las reparaciones que ambas empresas deberán hacer y Riobóo es el interlocutor directo con el gobierno en toda la operación; obvio, gratis.