Cubrebocas, el inconfesable talón de Aquiles de López-Gatell

26 de Octubre de 2024

Cubrebocas, el inconfesable talón de Aquiles de López-Gatell

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A tres años del primer caso de Covid-19 en México cabe recordar el principal fallo estratégico que permitió que el SARS-CoV-2 se dispersara rápidamente

Para el 28 de febrero del 2020, cuando se dio a conocer la detección del primer caso del coronavirus causante de la pandemia en México, ya se había publicado en la literatura científica al menos un caso que sugería la posibilidad de que las personas asintomáticas fueran contagiosas; aun así, el subsecretario de prevención y promoción de la salud Hugo López-Gatell nunca recomendó el uso generalizado de cubrebocas para prevenir ese tipo de contagios.

El caso, publicado en la edición en línea del New England Journal of Medicine (NEJM.org) del 30 de enero de 2020, había sido mal reportado, se supo más tarde, pues el contagio no lo había hecho una persona completamente asintomática; sin embargo, la discusión sobre el tema era reconocido como muy relevante.

Transmisión asintomática, talón de Aquiles de las estrategias actuales para controlar a la Covid-19”, fue el título de un artículo de opinión publicado el 24 de abril en el New England Journal of Medicine, el cual tomaba como base un artículo de investigación, publicado en la misma revista.

La investigación analizó la transmisión rápida y generalizada de SARS-CoV-2 en un centro de cuidados especializados, donde “más de la mitad de los residentes con resultados positivos en las pruebas estaban asintomáticos en el momento de la prueba y lo más probable es que contribuyeran a la transmisión”.

“Las estrategias de control de infecciones centradas únicamente en los residentes sintomáticos no fueron suficientes para prevenir la transmisión después de la llegada del SARS-CoV-2 a esta instalación”, concluyeron los autores.

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Aun así, al día siguiente López-Gatell tuiteó: “Como ya lo hemos explicado anteriormente, una persona puede transmitir #COVID19 en cuanto desarrolla síntomas. La probabilidad de contagio aumenta progresivamente con los días desde el inicio de la sintomatología; entre el cuarto y sexto día puede ser más contagiosa”.

El subsecretario tampoco hizo la recomendación de usar cubrebocas aunque no se tuvieran síntomas de covid-19 cuando la revista The Lancet publicó (el 15 de mayo) una reconstrucción de cuatro generaciones de transmisión a partir de un paciente cero y concluyó: “Aunque los pacientes de nuestro estudio presentaron síntomas predominantemente leves e inespecíficos, la infecciosidad antes o el día del inicio de los síntomas fue sustancial”.

Ni después del 11 de junio, cuando un equipo encabezado por el Nobel de Química mexicano Mario Molina publicó, en los Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), un estudio que mostraba la utilidad de hacer obligatorios los cubrebocas para contener la pandemia.

Esta medida de protección reduce significativamente el número de contagios. Otras medidas de mitigación, como el distanciamiento social… son insuficientes por sí mismas para proteger al público”, señalaron los investigadores, aunque el estudio fue ampliamente criticado por su metodología incluso por otros científicos que también estaban de acuerdo con el uso del cubrebocas.

El 4 de julio, 239 científicos de 32 países mandaron una carta a la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidiendo que admitiera la posibilidad de que el coronavirus se contagia por aerosoles y tres días después, la OMS recomendó el uso del cubrebocas en lugares públicos cuando no se puede aplicar la distancia social.

Incluso después de eso, López-Gatell mantuvo su postura, y ante las preguntas insistentes de la prensa, el 27 de octubre dijo su famosa frase: “El cubrebocas sirve para lo que sirve y no sirve para lo que no sirve”.

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