La militarización y la CIA

26 de Diciembre de 2024

Dolia Estévez
Dolia Estévez

La militarización y la CIA

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La creación de la inteligencia civil del Estado, en oposición a la inteligencia policial que hacía la DFS y la militar que hacen las fuerzas armadas, fue un gran logro del México democrático. Hoy, el Centro Nacional de Inteligencia prácticamente desapareció. Lo que quedó fue militarizado y puesto al servicio de los intereses políticos y partidistas de Andrés Manuel López Obrador.

“La militarización casi por completo del CNI, que desde su origen se definió

como el ‘órgano de inteligencia civil del Estado’, es un hecho que nadie ha puesto sobre la mesa. El CNI ahora está lleno de militares en los principales puestos, entre ellos el hijo del secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, que es el coordinador de los

cinco centros regionales de fusión de inteligencia y su director Audomaro Martínez Zapata, que es un general retirado”, me dijo Guillermo Valdés, exdirector del Cisen, predecesor del CNI. “Todo lo que se hace de inteligencia en este país, incluido el CNI, acaba en manos de la Secretaría de la Defensa. Así de peligroso y grave”.

No hay señales de que la toma militar del CNI esté teniendo impacto en la relación de la CIA con Sedena, que analistas describen como su “principal contraparte de facto”. Con Sedena, dicen, es “donde se hacen las cosas”. Nada que ver con el trato que la CIA tuvo con la DFS y el Cisen. Valdés estima que el vínculo se remonta al sexenio de Salinas cuando comenzó el apoyo y la capacitación de la CIA al ejército para crear unidades de inteligencia.

Tanto valora la CIA su alianza con los militares que para protegerla sortea directamente situaciones que pudieran descarrilarla como la detención de Salvador Cienfuegos. No fue la pataleta de AMLO contra la DEA lo que convenció a Washington regresar a Cienfuegos a México, como dice la leyenda, sino las presiones de la CIA y el Pentágono que temían un quiebre con Sedena, según pude saber a tres años del bizarro “affaire Cienfuegos”. Cienfuegos mismo reveló su nexo con la CIA cuando agentes de la DEA lo detuvieron en Los Ángeles en 2020. “¿Saben quién soy?”, les preguntó irritado. “¡He trabajado con su CIA! ¡He sido honrado por su Departamento de Defensa!”, les dijo para tratar de convencerlos que “debe haber algún error” (NYT).

Cienfuegos no se equivocó. Su arresto fue, en efecto, un error de cálculo de William Barr, quien no previó la reacción de la CIA y el Pentágono. Una fuente conocedora del caso, que pidió el anonimato por tratarse de un tema delicado, me dijo que las órdenes a Barr para recular vinieron de la CIA. “La retórica antiyanqui de los mexicanos no basta para hacer retroceder a un procurador estadounidense”. Exembajadores y exdiplomáticos consultados, corroboraron el estrecho vínculo de la CIA y los militares, pero dijeron no saber si fue el fiel de la balanza. Barr y la CIA no respondieron mis peticiones de comentario.

“Es probable que haya sido la CIA la que dio órdenes de regresar a Cienfuegos porque sus contrapartes en México son las unidades de inteligencia de Sedena y de Marina, pero no te lo puedo afirmar”, me dijo la embajadora Martha Bárcena, a quien le tocó liderar con la crisis diplomática que provocó del arresto de Cienfuegos sobre el que no fue informada con anticipación. “Los únicos que sabían eran Barr y el embajador estadounidense Christopher Landau, protegido de Barr”, confirmó la embajadora eminente, quien dejó la titularidad de le embajada en Washington pocos meses después.

Barr se aseguró de que nadie fuera de su equipo de mayor confianza supiera sobre la acusación de narcotráfico

y

lavado de dinero contra Cienfuegos por un gran jurado secreto en agosto de 2019. De ahí la indignación de la DEA cuando poco después del arresto, Barr dio instrucciones para desestimar los cargos y repatriarlo. “Los Estados Unidos han determinado que consideraciones sensibles e importantes de política exterior pesan más que el interés del gobierno de continuar con la persecución del acusado”, explicó en la moción ante la corte neoyorquina que empezaba a procesarlo. Leer entre líneas: palabra “sensible” suele tener connotación de inteligencia.

El pacto de la CIA con los militares explica en parte el hermetismo del gobierno de Biden ante el acelerado avance del militarismo en México bajo AMLO. Funcionarios a cargo de la relación bilateral evitan referirse al espinoso tema como si al no hacerlo fuera a desaparecer. Antony Blinken respondió con un lacónico “no” cuando una reportera le preguntó si le preocupaba. Para Washington, el contubernio con las fuerzas armadas mexicanas en materia de intercambio de inteligencia en combate al narcotráfico y control migratorio, es más importante que criticar la entrega de la función pública y de instituciones clave del Estado a los militares.

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