Ya son ocho años de recorrer más de un kilómetro, del Monumento a la Madre al Ángel de la Independencia. Es un camino corto, rápido, pero para llegar allí se pasa por mucho dolor.
Más de mil personas, mujeres, hombres, jóvenes, niños, recorrieron hoy una vez más, el camino despacio, con dolor, con rabia y mucha tristeza. Ellos, todos, llevan meses y años enteros en esta búsqueda incansable y que, hasta ahora, no sé sabe cuándo pueda terminar.
Desde las primeras horas se agrupan para comenzar su marcha. Es de esas pocas caminatas en las que el amor se aferra a la esperanza. Así, con esa fuerza que aporta el anhelo de encontrarlos, familiares muchos de ellos, grupos grandes, y otros más pequeños, alistan sus pancartas con los datos de hijos, hermanos, padres, madres, esposos o abuelos. Se enfundan en sus playeras con los rostros de cada uno de sus desaparecidos y sueltan el grito que marca el comienzo: “Hijo escucha, tu madre está en la lucha”.
Sí, es 10 de mayo, pero no es el de festejo, es el de exigencia de justicia. Exigen la pronta y eficaz intervención del gobierno, pero, sobre todo, la aparición de sus seres queridos. Algunos son los mismos que marcharon hace ocho años cuando comenzaron esta andanza, otros más se han sumado.
A una sola voz, familiares y miembros del movimiento se hicieron sentir a lo largo de Paseo de la Reforma, no importó el calor ni el cansancio, pues como ellos lo han dicho, “no dejarán de buscar y de caminar”, algunos emprenden su lucha desde hace más de 10 años, pero hay quienes tienen meses de formar parte de estas manifestaciones, puesto que las desapariciones forzadas no ceden en el país y el numero incrementa día a día.
Durante la marcha se expusieron algunos casos de desaparecidos y de personas asesinadas y que aún no reciben justicia alguna, es el caso del señor Víctor Martínez, quién esta mañana se unió al movimiento con una pancarta en mano que llevaba la fotografía de su hijo, José Víctor Martínez, quien fuera asesinado por un automovilista en estado de ebriedad el 16 de abril del 2015 en la Ciudad de México, justo cuando José esperaba el transporte para dirigirse a la escuela.
Hasta el día de hoy, Víctor Martínez asegura que “las autoridades han protegido al asesino”, porque su denuncia esta “parada”, y que no hay autoridad u organización que lo haya ayudado hasta ahora.
A nuestros hijos
Eran las 11 de la mañana cuando el contingente llegó a las inmediaciones del Ángel de la Independencia, varios fueron los pronunciamientos por parte de organizaciones y colectivos enfocados en la causa, agregándose las palabras de algunas mamás de personas desaparecidas, quienes expresaron su inconformidad y tristeza: “ este 10 de mayo sin nada que festejar, porque (las autoridades) no los han recuperado”.
Del Colectivo Madres en Búsqueda de Coatzacoalcos, Veracruz, Leticia Orozco Ruíz, quién busca a su hijo, Jhonith Enríquez, desde el 11 de mayo del 2015, comenta que a su hijo “lo levantaron en la calle” y vecinos le aseguran que fueron autoridades vestidas de negro y que tenían la bandera de México bordada en su vestimenta.
La señora Orozco comento que hasta ahora hay 14 policías detenidos, pero no sólo por el caso de su hijo, sino por el de cinco personas más que fueron desaparecidas ese mismo día en la zona.
La problemática se extiende por todo el país, llegando hasta la frontera, como es el caso de Lucía Gaspar quien busca a su hermano desde hace más de un año. Gabriel Gaspar Vázquez buscaba cruzar la frontera para llegar a Estados Unidos, cuando, según testigos, personas vestidas con uniforme de la Marina entraron al domicilio donde se ubicaba y se lo llevaron, desde aquel día no se sabe nada de Gabriel. Las autoridades le aseguran a su hermana Lucía que “ellos no fueron, que fueron los delincuentes, pero hay testigos de que fueron ellos”
Mantener la lucha no ha sido fácil, varias testigos confesaron vivir en el “horror y la locura”, otras cuentan que sus mismos familiares se han alejado de ellos y de su lucha.
Detrás de estos rostros llenos de impotencia y de esas miradas enfurecidas, hay personas que llevan días enteros sin dormir, agregando a su lucha las enfermedades y dificultades económicas que tras perder a sus seres han tenido que sufrir.
El calor sigue y la gente se va dispersando. Se hicieron presente, una vez más, para reafirmar su lucha, porque, esta vez va por las madres con su hijos, porque como dijo una de ellas al terminar: “a nuestros hijos, estén donde estén les mandamos un abrazo y que resistan”.
“Cuando un hijo pierde a su padre y madre, se le llama huérfano, cuando una esposa pierde a su esposo se le dice viuda, pero cuando una madre pierde a su hijo, no tiene nombre”, madre de un joven desaparecido.
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