“Espera un poco, un poquito más, me moriría si te vas” cantaba José José y esa misma estrofa sirvió de preámbulo a su llegada al Palacio de Bellas Artes, donde miles lo esperaban, para darle el último adiós al ídolo, al Príncipe, a quien los acompañó en tristezas y alegrías, pero también cuando el corazón latía fuerte.
Desde los más pequeños hasta los de la tercera edad cargaban rosas blancas y rojas, los primeros discos del cantante, playeras, fotografías, pañoletas y póster, algunos recién comprados con los vendedores ambulantes y otros hasta autografiados por el propio intérprete.
Los doce días de disputas entre José Joel, Marysol y Sarita por la ubicación, el cuerpo y la cremación de José Rómulo Sosa Ortiz quedaron lejanos para que este miércoles la tristeza se transformara en sonrisas, aplausos, porras y un estruendoso “Sí, se pudo”, en las fila de personas que aguardaba en el inmueble ubicado en el Primer Cuadro de la capital del país bajo el rayo de sol.
Aunque el cuerpo fue cremado, un féretro dorado llegó al centro del recinto, nadie explicó el por qué. A su costado derecho Anel, su segunda esposa y madre de los dos hijos mayores del intérprete de Gavilán o Paloma, que también realizaron la primera guardia durante el homenaje.
Con lágrimas en lo ojos, José Joel y Marysol escucharon la canción que brindó fama nacional a su padre en 1970. Fue la segunda producción discográfica del cantante titulada igual que la canción: La nave del olvido.
La segunda guardia fue encabezada por Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y Alejandra Fraustro, secretaria de Cultura, en representación del gobierno federal.
Cada uno de los 100 invitados tomaron su turno y custodiaron el ataúd. Lucía Méndez, Dulce, Laura Bozzo, Emmanuel, Gustavo Adolfo Infante, la productora Tina Galindo, Gabriela Goldsmith y Roberto Cantoral, fueron algunos de las personalidades del espectáculo que se hicieron presentes.
Estrellita, interpretada por el Cuarteto Saloma, fue uno de los primeros temas en escucharse en Bellas Artes; La nave del olvido, fue interpretado por la Orquesta Sinfónica Nacional; el Ensamble de la Escuela del Mariachi Ollin Yolitzi le dio voz a Almohada, 40 y 20, y Tu primera vez: O tú o yo, la presentó el Trío Sensontle de Huachinango Puebla.
Mientras se escuchaban las canciones que inmortalizó José José, los fans pasaron uno a uno frente al féretro, fotografías, videos y hasta transmisiones en vivo por sus redes sociales, no querían perder el momento.
José Joel y Marysol, en momentos distintos, acercaron en brazos a sus pequeñas hijas al féretro. Las menores colocaron una rosa y una fotografía en el ataúd, en recuerdo de su abuelo.
“¡Fuera Sara!”, “¡Sí se pudo!”, fueron algunos de los gritos que los presentes expresaron contra la hermana menor de los Sosa, y que no asistió al homenaje; pero también hubo de celebración, porras y cantos para el Príncipe de la Canción y su familia.
Pasadas la una de la tarde, los restos abandonaron Bellas Artes para continuar con una misa en la Basílica de Guadalupe, uno de los deseos en vida del cantante; visitará el Parque de la China y posteriormente descansará en el Panteón Francés, junto a su madre como lo pidió antes de morir.
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