En el tercer día de guerra de Israel contra el grupo Hamás, los ataques sobre la franja de Gaza volvieron a sembrar el terror.
Una de las primeras acciones de la milicia israelí fue retomar el control de las localidades del sur atacadas el sábado. Horas después, Yoav Gallant, ministro israelí de Defensa, ordenó un asedio completo de la Franja de Gaza. “No habrá electricidad, no habrá comida, no habrá combustible. Nada entrará y nada saldrá. Estamos luchando contra animales y actuaremos de manera acorde”, fueron sus palabras, que generaron una reacción en la ONU. Su secretario general, António Guterres, pidió al gobierno israelí que permita la asistencia humanitaria en Gaza, ciudad que ya lleva cerca de 18 años bajo bloqueo de dicho país.
Poco antes del mediodía, Hamás comunicó una nueva amenaza: Por cada ataque a objetivos civiles, se ejecutaría a un rehén israelí, e informaron de la muerte de cuatro de los prisioneros con este motivo.
El movimiento islamista palestino dijo que no está abierto por el momento a negociar un canje de prisioneros. En respuesta, la Unión Europea suspendió los pagos de ayuda al desarrollo a los palestinos.
Los ataques involucraron a otro país. Líbano denunció que tres de sus combatientes fueron alcanzados por ataques israelíes en una zona fronteriza, por lo que bombardearon dos cuarteles israelíes. Al respecto, el ejército de Israel anunció haber matado a “varios sospechosos armados” que se habían infiltrado desde el Líbano.
Lejos del conflicto, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido se comprometieron a “apoyar a Israel en sus esfuerzos por defenderse”, y reforzaron su seguridad.
En el caso de Estados Unidos, los conservadores aceleraron sus negociaciones para elegir al presidente de la Cámara de Representantes, tras la destitución de Kevin McCarthy. El objetivo es nombrar a alguien que facilite la ayuda militar a Israel. Sin embargo, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca informó que no tiene “ninguna intención de enviar tropas”. Hasta el momento, la única acción activa de apoyo fue el envío de un portaaviones al Mediterráneo oriental. Se trata del USS Gerald R. Ford, con sus aviones y sus aproximadamente cinco mil marineros.
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