Con vestidos coloridos y trajes de charro oscuros, el grupo Xochiquetzalli mostró sus mejores interpretaciones. Los tacones sonaban en la tarima y un pequeño grupo de personas aplaudían la escena.
Del otro lado del Zócalo de la ciudad de la “Eterna Primavera”, la Orquesta Sinfónica de la Secretaría de la Defensa Nacional interpretaba “Lindas Mexicanas”, una pieza clásica de los años de la Revolución Mexicana.
Por primera vez se instalaron tres escenarios, uno para cada demostración. En el principal, el más grande, decorado de guinda, ese color representativo de Morena y cuatro enormes pinturas, casi cuarenta sillas esperaban a los invitados a la conmemoración del Centenario Luctuoso del General Emiliano Zapata Salar.
Bajo el sol abrazador de veintitrés grados, poco a poco la Plaza de Armas se fue abarrotando. La orquesta brindó un recorrido musical por las principales piezas que se escuchaban en tiempos revolucionarios.
El largo andar del mandatario, distintivo de cada evento, en el que saluda, abraza, besa y se toma fotografías con los cientos de ciudadanos que se dan cita desde las primeras horas del día, no pudieron faltar.
Un minuto de silencio dio inicio a la conmemoración a 100 años del asesinato de quien fuera uno de los principales líderes militares y campesinos de la Revolución.
“El gobierno de la República ha decidido dedicar este año a conmemorar al General Zapata, bien pudo dedicar un siglo”, replicaba en su intervención Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados.
Desde Anenecuilco, la lucha de los campesinos fue recordada por Lisseth Castro Zapata, bisnieta del libertador y quien aprovechó el micrófono para dar representar a quienes desde hace decenas de años buscan que la tierra sea suya, principal lucha del hoy homenajeado.
“Recordar a Zapata es no olvidar de dónde venimos, para recordar hacia donde vamos”, apuntaba el presidente Andrés Manuel López Obrador, vestido en un pantalón negro y una guayabera blanca.
Mientras el mandatario iniciaba su discurso, recordaba la lucha del general por los derechos de los campesinos, dos jóvenes estudiantes de la Universidad de Chapingo interrumpieron su mensaje.
En el centro del evento las jóvenes veinteañeras solicitaban solución a la huelga que desde hace más de dos meses mantiene las actividades detenidas en la institución.
Desde el atril en el que dirige su mensaje, con el brazo recostado en uno de los costados, el Presidente les aseguró que se arreglaría con participación de ellos, pues la institución es autónoma, y les prometió platicar con ellas al finalizar el evento, y así lo hizo aunque el diálogo ofrecido fue para el sindicato y no para estudiantes, como lo solicitaban.
El mensaje continuó, y en cada una de las frases que lanzaba el tabasqueño, resaltaba la entrega y lealtad del Caudillo del Sur.
La seriedad de su rostro y del mensaje que pronunciaba terminó, López Obrador dio paso a su ya conocido mensaje de cada evento. El “me canso ganso” arribó y los morelenses lo celebraron.
Enumeró cada uno de los logros de los programas integrales de bienestar, como minutos antes resaltaba los logros de Zapata.
Luego del Himno Nacional, la Banda de Tlacayapan, unos treinta músicos entre hombres, mujeres y una pequeña flautista de unos doce años, que lucían sobre sus uniformes conformados por vestidos floreados y pantalones de manta, un caluroso zarape; fueron los encargados de tocar la última pieza. RB
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