En un mensaje dado a conocer ayer, Maria van Kerkhove, quien fuera la responsable técnica de la pandemia de Covid-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alerta sobre el peligro que representa el sublinaje JN.1 del coronavirus SARS-CoV-2; sin embargo, de acuerdo con diversos expertos, esta advertencia se queda corta y no refleja la verdadera peligrosidad de este linaje, que hace unos días fue detectado en la Ciudad de México.
JN.1, informa Kerkhove, “causa todo el espectro de la enfermedad, desde la infección asintomática hasta la enfermedad grave y la muerte, de manera similar a lo que hemos visto con otros sublinajes de Ómicron”.
Con esa información no hay problema, sino con el hecho de que Kerkhove dice que el 68% de las infecciones corresponden a los sublinajes XBB, dejando el resto a los linajes BA.2.86, uno de los cuales es justamente JN.1.
De acuerdo con Jay Weiland, el científico que alertó desde el 14 de octubre sobre el rápido crecimiento de JN.1, el problema es que el dato de que los linajes XBB estaban en el 68% de las secuencias es de hace tres semanas, y actualmente están en menos del 50 por ciento, lo que refleja el acelerado crecimiento de JN.1.
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“Esto parece deliberadamente engañoso”, señala Weiland en su cuenta de Twitter-X, desde donde alertó sobre JN.1. “No me gusta ser crítico con la OMS –agrega–,
pero se están minando a sí mismos”.
Además de Weiland, otros científicos advierten sobre la peligrosidad de BA.2.86 en general y de JN.1 en particular; sobre todo porque, de acuerdo con experimentos realizados en el laboratorio de Yunlong Richard Cao, de la Universidad de Harvard, el sublinaje tiene una cierta capacidad de escape de la inmunidad desarrollada por las vacunas diseñadas contra los linajes XBB. El escape no es total y las vacunas funcionan mejor que las diseñadas contra la cepa original de Wuhan.
Los experimentos del equipo de Cao revelan que la infectividad de BA.2.86 es menor a la de los linajes XBB; desafortunadamente, los análisis que se han hecho de JN.1 hasta ahora revelan que la única mutación en la proteína espiga que la distingue de BA.2.86 parecen aumentar el escape a la inmunidad.
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