Las autoridades alemanas han fijado medidas drásticas para contener el impacto de los altos costos de la energía eléctrica y el daño que ya está en el crecimiento económico del país y que está arrastrando al resto de Europa.
El precio de la energía eléctrica para Alemania se ha incrementado 10 veces más actualmente que hace un año.
Las acciones del gobierno teutón no impedirán que la electricidad siga subiendo o que baje, pero sí que no afecte más la producción del país. El indicador de la actividad industrial de ese país no había tenido bajadas tan pronunciadas desde la crisis inmobiliaria de 2008 que afectó al mundo.
El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, dio a conocer en días pasados que tres de sus plantas nucleares continuarán operando para cubrir el déficit de gas ruso, aún cuando su gobierno había acordado que esas ya no operarían más. Asimismo, el fin de semana pidió a sus ciudadanos el uso racional de la electricidad, como apagar los escaparates de las 22:00 a las 6:00 horas y mantener a puerta cerrada las tiendas para evitar que se escape el calor. Otras medidas incluyen que edificios y oficinas públicas no mantengan temperaturas arriba de 19 grados y apagar la iluminación de los monumentos.
Además, la mayoría de los países europeos se enfrentan a un escenario similar, aunque aún no han anunciado las acciones otoño-invernales como ya lo hizo Alemania.
Este país marcó apenas en junio la inflación más alta en los registros desde 1970 de 7.9%, y aunque frenó un poco para julio al registrar 7.5%, ya los economistas esperan un nuevo pico para el periodo de agosto.
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