Préstamos personales, hipotecas, autofinanciamientos, tarjetas de crédito, entre otros productos financieros con lo que presta la banca privada se ha elevado de 3.65 billones de pesos al cierre de 2018, a 4.89 billones, un incremento del 34 % a precios corrientes.
Según datos del Banco de México, en la evidencia empírica, indica que cuando una crisis económica viene precedida por un crecimiento excesivo del crédito, especialmente si este obedece a factores de oferta, tiende a ser de mayor profundidad y duración, por lo que los datos expuestos pueden representar una amenaza para la estabilidad económica del país.
Aunque también es una lectura que puede leerse de manera positiva, ya que indica que el crédito llega a más hogares en México, y que el sistema financiero penetra cada vez más, aún con ello, los riesgos adjuntos también crecen en sincronía, lo que puede traer serios problemas económicos de caer en un escenario recesivo.
Un ejemplo, la crisis “subprime”, o inmobiliaria que se desató en Estados Unidos e infectó a México llevó a grandes pérdidas económicas a las familias y al sector hipotecario, y actualmente las alertas están encendidas, ya que las probabilidades de entrar a un periodo de recesión siguen siendo altas y tras el incremento en el costo de los créditos y de combinarse con un escenario adverso podría traer serias repercusiones que hundiría al sistema bancario que contagiaría al resto de los sectores productivos del país.
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De 2018 a 2023, conforme a la información del Banco de México, el crédito al consumo, que no incluye el de vivienda, creció un 20.5 %, pero lo crítico se observa en el último año, ya que del primer trimestre de 2022 al de 2023, se disparó un 10.1 %, aumentando a un billón 564 mil millones de pesos, lo que se debe interpretar como uno de los riesgos de los que advierte el instituto monetario que podría arrastrar a una recesión más profunda y prolongada. Aunque ha crecido el crédito en el consumo de los hogares, este se compensa por una caída en el sector privado que muestra retracción en las cifras del último año, lo que de cierta manera equilibraría al sistema bancario, no obstante, una recesión puede golpear a los puntos más vulnerables de la economía, sin importar si deben o no.
En tanto, la demanda de crédito para la vivienda pasó de 2.35 billones de pesos a 3.32 billones en lo que va de esta administración; la actual cifra representa el 11.3 % del PIB, y debe ser monitoreado con precisión para determinar el estrés que pueda presentar en un escenario depresivo.
Actualmente las empresas privadas tienen una deuda financiera de 11 billones 164 mil millones de pesos, y en los últimos cuatro trimestres presenta una retracción de 2.0 %, contrastando con los aumentos de los hogares.
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