La democracia pierde brillo y el autoritarismo gana aceptación, alertó la más reciente edición del Latinobarómetro, que clasifica a México como un país “de preocupación” por el elevado número de personas que rechazan al sistema democrático como forma de gobierno.
En 2016, en la segunda mitad del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, 45% de la población apoyaba la frase “no me importaría un gobierno no democrático en el poder si resuelve los problemas económicos y da trabajo”.
Cuatro años después, en el primer tercio de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, el porcentaje de personas que están dispuestos a sacrificar libertades políticas y sociales con tal de resolver sus necesidades inmediatas subió a 52%, el nivel más alto desde que se mide este indicador, en 2001.
“En algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible”, es una frase que refleja la insatisfacción con la democracia que cunde por América Latina y la proclividad a sacrificar derechos. En 2018, 11% de los mexicanos estaban de acuerdo con la expresión, cifra que se elevó a 22% en 2020, su nivel más alto en las últimas dos décadas.
“La transformación de una democracia en autocracia es relativamente fácil que suceda y difícil de distinguir en el tiempo”, advierte el documento, que realizó las encuestas entre octubre y diciembre de 2020. “El populismo es también una transgresión a la democracia que sucede cuando los pueblos privilegian el presente sin importar las consecuencias para el día de mañana”, agrega.
En México, sólo 43% de la población considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno (sexto nivel más bajo entre 18 naciones), 22% opina que un gobierno autoritario puede ser preferible (segundo porcentaje más alto en la región, sólo después de Paraguay) y 40% estima que, en caso de dificultades, está bien que el presidente controle los medios de comunicación (cuarto porcentaje más alto), cifras que colocan a México entre las seis democracias más frágiles de la región.
Sobre la elevada popularidad de dirigentes como López Obrador, el estudio advierte que “los tiempos de aplausos para los gobiernos se han terminado en América Latina, todo está sujeto a revisión permanente”. Añade: “Es así como Andrés Manuel López Obrador, el más exitoso de todos, no logra obtener en las elecciones regionales una gran mayoría como esperaba (…) Los electorados ya no dan cheques en blanco”.