Una parte fundamental de la respuesta inmunitaria a la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 depende de las llamadas células T que también reciben el apodo de “asesinas”, pues se encargan de eliminar a las células que han sido invadidas por el virus.
Una investigación reciente encuentra que pueden ser más relevantes de lo que se pensaba, y que la disminución de un tipo particular de estas células que ocurre con la edad, puede explicar la mayor susceptibilidad de los adultos al Covid-19.
El reporte de la investigación, que realizaron en la revista Science cerca de 40 investigadores, encontraron que las células T del tipo las CD4+, reconoce un fragmento de la proteína espiga (S) del SARS-CoV-2, que se ubica en el área en el que ésta se fusiona a las células a las que va a infectar.
Este fragmento o péptido es identificado por las células CD4+ del 97% de los sujetos que recibieron la vacuna contra Covid-19 elaborada por Pfizer y BioNTech; por más del 50% de los convalecientes de esta enfermedad, y por el 20% de los individuos que no se han expuesto al SARS-CoV-2.
El equipo, encabezado por Lucine Loyal de la Universidad Médica de Berlín, dio a conocer que sus resultados indican que la reacción de las células CD4+ en quienes no han estado expuestos al nuevo coronavirus probablemente está basada en una memoria inmunológica generada por infecciones a los coronavirus humanos estacionales que causan resfriados leves; además de ser una parte fundamental de la respuesta inicial ante la infección. Sin embargo, estas células T reactivas al coronavirus “están muy disminuidas en los ancianos”, detallan los autores, lo que “puede contribuir a una mayor susceptibilidad de esta población al Covid-19”. También pueden explicar que las vacunas tienen un efecto “inesperadamente rápido” para provocar inmunidad protectora con una sola dosis.
Por otra parte, días antes, la misma revista reportó que las células T con memoria específica contra el SARS-CoV-2 permanecen en los pulmones hasta seis meses después de la infección.
Micrografía electrónica de barrido coloreada de una célula humana muy infectada con partículas del virus SARS-CoV-2 (rojo).
