Covid-19, desigualdad económica y de género

24 de Enero de 2025

Covid-19, desigualdad económica y de género

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Hay personas que pueden reducir el riesgo de contagio de coronavirus al trabajar a distancia, mientras que otras carecen de esa ventaja al estar en una situación de desigualdad; las mujeres en empleos informales están
en este grupo

Los trabajadores migrantes y quienes trabajan en la economía informal es un sector particularmente afectado por las consecuencias económicas que el paso del coronavirus ha traído consigo. Pero las mujeres, quienes ocupan más puestos en el sector público, están especialmente en riesgo.

Un ejemplo de esto lo refleja Lizbeth Trinidad Hernández, quien de una semana a otra ha sufrido los estragos que la cuarentena de la fase 2, decretada por el gobierno federal, ha traído consigo en pos de evitar contagios por el Covid-19.

Lizbeth limpia casas por su cuenta y antes del avance de la pandemia su mayor problema residía en organizar su horario para acudir a los hogares de sus clientes, pero tras el anuncio del aumento de casos positivos y defunciones, se quedó con sólo dos clientes que decidieron mantener su paga.

Según los cálculos de Lizbeth, de mantenerse la tendencia, este mes sólo percibirá 2 mil 400 pesos, menos que un salario mínimo. Ninguno de sus empleadores la registró en el Programa Piloto para la Incorporación de las Personas Trabajadoras del Hogar que el año pasado puso en marcha el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y tuvo que dejar la escuela.

Las mujeres en México realizan el 76% del trabajo doméstico no remunerado en el hogar, desde las actividades de limpieza de casa hasta los cuidados a hijos y abuelos. Y de la población que se emplea realizando actividades domésticas en otros hogares, las mujeres representan el 92 por ciento.

Las mujeres representan un alto porcentaje en el total de trabajadores informales, excluyendo el trabajo agropecuario. Mientras 56% de las mujeres se ocupan de manera informal sólo el 49% de los hombres se encuentra en esta situación.

Las microempresas y las pequeñas empresas informales que constituyen 80% de las empresas del mundo, suelen quedar fuera del alcance de las políticas públicas; a nivel mundial, dos mil millones de trabajadores trabajan en el sector informal, quienes tienen más probabilidades de estar expuestos a riesgos de seguridad y salud.

En México, sólo 3.1% de las mujeres en el sector formal son empleadoras, 26.5% trabajan por cuenta propia y 64.6% realizan tareas subordinadas remuneradas, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el valor del trabajo no remunerado en tareas domésticas y de cuidado significó en 2018, cinco mil 524 millones 621 pesos y representó una participación de 23.5% del Producto Interno Bruto (PIB).

Según el Inegi, las mujeres trabajan en esferas en las que predomina la desprotección laboral: trabajo doméstico, subordinado no remunerado e independiente, casi siempre comercio minorista.

Ante el desempleo

Si bien la Ciudad de México es la única entidad en el país que cuenta con un seguro de desempleo que puede utilizarse en emergencias, sólo toma en cuenta a quienes hayan perdido su empleo en el sector formal. Los beneficiarios reciben dos mil 568 pesos durante seis meses y capacitación para encontrar una nueva plaza laboral.

Para la senadora por Movimiento Ciudadano, Patricia Mercado Castro, hay un número importante de mujeres que estarán en sus hogares porque fueron despedidas o se les acabó el trabajo, tras las medidas de confinamiento.

En entrevista con ejecentral, la legisladora consideró urgente plantear la creación de un mecanismo contra el
desempleo que incluya a quienes trabajan en el sector informal porque serán los más afectados económicamente tras la alerta sanitaria.

Al respecto, Mercado Casto aseguró que hay una propuesta en el Senado para crear un seguro de desempleo de cobertura amplia, algo que quedó estipulado en el acuerdo aprobado por la Junta de Coordinación Política en el Senado, luego de que el Ejecutivo instalara el Consejo de Salubridad General para dar respuesta a la pandemia.

Violencia en el confinamiento

Pero la afectación económica que sufran las mujeres no es lo único preocupante durante la pandemia, pues la violencia de género es otro aspecto dentro del confinamiento que es observado por la sociedad civil.

La ONU Mujeres remarca la necesidad de atender estas desigualdades, que se profundizan con la emergencia sanitaria. El aislamiento, obligado o voluntario, no sólo implica que las tareas dentro de casa aumenten para las jefas de familia, a causa del descanso escolar de los hijos.

Un ejemplo es el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará que llamó a los gobiernos a tomar medidas para mitigar las consecuencias del Covid-19, contra mujeres y niñas.

El comité también solicitó a los estados el establecimiento de albergues y refugios en los que cualquier persona en riesgo de vivir violencia pueda acudir durante las cuarentenas y que se faciliten los medios para denunciar la violencia de género.

Dentro de los hogares y afuera a las mujeres les va mal; en las crisis económicas, se les duplica el trabajo y desciende mucho su posibilidad de obtener ingresos por el tipo de trabajos que realizan”.Patricia Mercado Castro, Senadora por Movimiento Ciudadano.