Acabamos de presenciar una consulta para la revocación del mandato que profundizó la polarización en México, ¿así vamos a llegar a 2024?
—Moisés Naim nos dice que en América Latina estamos padeciendo la combinación del populismo, la polarización y la posverdad, y eso nos tiene atrapados en un fenómeno que genera desconfianza y genera gobiernos autócratas que no resuelven los problemas de la gente.
“Yo creo que lo que se ha perdido en México y en América Latina es el centro. El centro político, el centro de la tolerancia, de la inclusión, de ponerte en los zapatos del otro, de ver la verdad de la otra persona y construir acuerdos.”
“En este gobierno, yo anticipo que en los 2 años cinco meses y 15 días que le quedan ya está entrando en una dinámica de que le valen gorro las formas, incluso la ley cuando no le acomoda, las instituciones, y eso es muy preocupante para lo que queda de esta administración porque el Presidente en estos tres años y medio nunca se ha reunido con la oposición, nunca se ha sentado a dialogar, a negociar.”
¿Es culpa sólo de López Obrador?
—Yo pongo como ejemplo a alguien que se parece mucho a López Obrador, que es Donald Trump. Cuando era presidente de Estados Unidos, Trump se tuvo que sentar a negociar con Nancy Pelosi para aprobar leyes y presupuestos, cosa que nunca ha hecho Andrés Manuel. Eso nos pinta mucho el liderazgo del Presidente donde nos divide a los mexicanos; entre los que están con él y son los buenos, los patriotas, los nacionalistas; y los que no pensamos como él somos los traidores y sus enemigos.
“Un Presidente que habla de enemigos para referirse a la mitad de la población es algo que nos debe de preocupar mucho. Por eso lo importante es rescatar el centro, no es caer en la polarización, no es estirar la cuerda para el otro lado, no caer en su dinámica de escalar el conflicto, sino, al contrario, tratar de buscar los puentes de entendimiento y esto sí lo neutraliza. El Presidente lo que necesita es un alter ego, un enemigo que lo esté confrontando, pero cuando tú te corres al centro, desarticulas esa estrategia, la desmantelas y pues para pelear se necesitan dos, y yo creo que lo que no debemos hacer es entrar en esa dinámica”.
¿Qué características debe tener ese centro y quiénes deberían integrarlo?
—Es seguir un poco la estrategia de Angela Merkel, que gobernó durante 16 años Alemania, con cuatro elecciones y con una gran popularidad. Ella es de la Unión Demócrata Cristiana, que es un primo hermano del PAN, pero cogobernó 12 de esos 16 años con el partido Socialdemócrata, que es como decir Morena o el PRD, y se pudo, se logró.
Ese es el modelo civilizatorio que nos hace falta en México, el modelo de la tolerancia, del respeto, de la construcción de los consensos, y no caer en esta dinámica de descalificaciones y que es una escalada de violencia política, de estirar cada vez más la cuerda, de radicalizarse y negarse una parte a la otra. Eso es lo que nos está pasando en México como un gran peligro, una gran amenaza que nos está confrontando, dividiendo, atomizando y postrando a los mexicanos ante una realidad que no podemos cambiar ni superar.
¿El Grupo Plural es un paso hacia la formación de ese “centro”?
—Exactamente, es un cambio de tema y de tono. No debemos ser AMLOcéntricos, y tampoco reactivos. Hay que buscar que el centro sean los problemas de los ciudadanos. Cuando formamos el Grupo Plural lo hicimos desde la diversidad. Yo no dejé de estar en el PAN, pero me salí del grupo parlamentario para encontrar un espacio nuevo en donde no estés con la camisa de fuerza de las estrategias partidistas que nos aíslan, que nos confrontan y salirte de ese libreto para tratar de encontrar una argumentación de mayor calado, profundidad, sensibilidad y tratar de buscar lo bueno de los argumentos de todas las partes.
A 200 días de la conformación del Grupo Plural, ¿cuál es el balance?
—Yo siento que ha sido un aire fresco, esperanzador para muchos ciudadanos que se identifican más con el centro que con los extremos. Y eso es lo curioso, a la mayor parte de los ciudadanos les gusta más la pluralidad que la radicalización, la convivencia, la tolerancia, y no estamos contribuyendo los políticos a responder a los ciudadanos, a darles un reconocimiento a la otra parte, porque los problemas ahí están y no se están resolviendo, entonces tenemos que hacer algo distinto para salir de este marasmo en el que estamos.
El término “centro” está un tanto devaluado ¿Cómo van a hacer para vender este concepto?
—Tratan de desprestigiar al centro como una ‘no posición’, como un desdibujamiento, pero yo estoy cada vez más convencido que la realidad nos demuestra que no hay una sola verdad, que todos tenemos algún punto de vista válido, un interés legítimo y que la política lo que debe hacer es la construcción de acuerdos entre los diferentes, la construcción de puentes.
“El fracaso de la política es la guerra y es la violencia. Y lo que estamos viendo en México y el mundo es la guerra y la violencia. Y ahí es darle la vuelta a esta mala interpretación que tiene la gente de que el centro es ser gris o mediocre, para valorarlo como que el centro es apertura, pluralidad, tolerancia y construcción de acuerdos.
¿Hay moderados en Morena o en la oposición que puedan atender este llamado?
—Sí, pero los atrapa la dinámica político-partidista. Sí existen, son personas, hombres y mujeres de bien que quieren buscan un mejor país, pero muchas veces la lógica en la que estamos inmersos lleva a posiciones excluyentes y radicales, de suma cero, y eso es lo que nos tiene ahorita en un ambiente de mucha crispación, de mucha intolerancia y de mucha descalificación y violencia. Yo por eso me salí del grupo parlamentario del PAN, para tratar de ubicarme en un espacio de mayor neutralidad, de pluralidad, inclusión y tolerancia.
Cuáles son los riesgos de no atajar la polarización?
—Los riesgos son que el país se vuelva más violento, que la división llegue incluso a las familias, a los amigos. Nos la pasamos en la crítica, en la descalificación y en la agresión, en lugar de construcción de soluciones reales a los problemas que vivimos y que son muy grandes, como la violencia, la desigualdad, la corrupción, que no se solucionan de esta manera y tenemos que cambiar la actitud.