Bodas, proyectos y sapos

2 de Diciembre de 2024

Héctor J. Villarreal Ordóñez

Bodas, proyectos y sapos

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Las redes sociales progresistas (RSP) no se anduvieron con medias tintas, fijaron postura y sacaron un boletín para enfrentar “los excesos que los medios de comunicación han cometido en torno al caso de la boda de César Yáñez Centeno. Precisaron que el festejo honró las “tradiciones mexicanas”, que se hizo un “esfuerzo económico extraordinario por parte del celebrante”, de quien, les consta “la facilidad de trato y la sencillez” y repudiaron que al atacarlo se ataca “al proyecto completo”. Ante tal embestida “generalizada de los medios”, estos progresistas dijeron que todo es para “tratar de ‘quebrar’ a una de las figuras más emblemáticas” de su causa, por lo que pidieron a sus 354 seguidores en Twitter fijar postura inmediata, repitiendo los criterios señalados y que al interior -de RSP suponemos- estén claras su “lógica y lealtad”. Extraño, pero eso dijeron. La historia está llena de ejemplos en los que una boda ha sido solo la primera de una sucesión de acciones y declaraciones fallidas y desafortunadas, que acaban en un desastre mayor. Al parecer, en cuestión de comunicación política, este es un caso de esos, aunque las RSP digan misa. Las bodas son, de hecho, actos para hacer pública una decisión privada. Y eso parece volverse una costumbre en esta larga transición de gobierno, donde ideas, planes, propósitos, creencias y ocurrencias de todo tipo son presentadas como propuestas formales de política pública o verdades absolutas para iluminar y resolver la historia, el presente o el provenir. Hace varios años conocí superficialmente al hoy recién casado, César Yáñez. Me parecía un hombre inteligente, sensible y comprometido con su trabajo y sus asuntos. No me ha sido fácil creer que, con su experiencia, el cuento de la boda sea mero descuido. Quizá alguien hizo un mal cálculo, lo cual no es imposible considerando las sentencias y prejuicios que pregona día con día el jefe de la 4T y que repiten sus seguidores, tan categóricos y definitivos, que dejan escaso margen para explicar y poner los asuntos en su justa perspectiva. Si esto les pasó ahora en una fiesta, ¿qué podrá ocurrir cuando tengan que hacerse cargo de la narrativa diversa y compleja que implica estar a cargo del gobierno? Preocupa aún más si la dificultad explicativa se va a subsanar con la activación de cosas increíbles como estas redes sociales progresistas, que pretenden marcar línea para la defensa del proyecto. Cualquiera les diría, con la mejor intención, que es preferible pensar antes de hablar. Otra unión peculiar ocurre en el Fondo de Cultura Económica (FCE), fundado en 1934, con presencia en toda Iberoamérica, más de 10,000 obras publicadas, 28 librerías en México y 10 filiales en el extranjero, que será a partir de diciembre dirigido por el autor de Días de Combate y creador de Héctor Belascoarán Shayne, entre otras buenas cosas, Paco Ignacio Taibo II. Interesante perfil del nuevo director, que sucede a José Carreño, quien hizo ahí un gran trabajo. Taibo II puede dar un giro novedoso al Fondo, pero también puede hacer eco de sus impulsos y declaraciones recientes, pedir la expropiación de empresas, buscar sapos enmascarados o mandar opositores al Cerro de las Campanas para ser fusilados por traidores. Peor aún, puede hacer de esa importante editorial un instrumento del llamado Instituto de Formación Política de Morena, del que también es directivo, y estará encargado de reclutar seguidores y hacer propaganda. Ojalá que don Paco aprenda pronto eso de administrar instituciones del Estado, que no deje de escribir y que ponga en práctica lo que sabe acerca del valor de las palabras. Ojalá también que no hubiera dicho tantas cosas.